Gabriela Collado

Terapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.

martes, 11 de agosto de 2015

Tío Rico: Lecciones de Abundancia para niños


Hace un tiempo leí un cuento ilustrado del Pato Donald y el Tío Rico McPato. El mencionado relato, que por supuesto era para niños, contaba una curiosa anécdota que decía más o menos así:
Un día el tío Rico McPato simplemente decidió que se había cansado de toda su riqueza, se había hartado de ser millonario (algo que sólo en los cuentos sucede, claro), por lo que tomó todo su dinero y lo colocó en varios camiones y les ordenó dirigirse a la ciudad y repartir las monedas y los billetes entre todos los habitantes. Tras haberse deshecho hasta del último centavo, el tío Rico se dedicó humildemente a descansar a la luz del sol, con un libro en la mano, en el patio de su casa. El libro era el único bien que McPato había conservado. Un buen día, poco después de haber regalado toda su riqueza, su tranquila lectura se vio interrumpida por una caravana de camiones que entraban en su terreno. Eran los mismos a los que había mandado a que repartieran su dinero entre la ciudadanía. El tío Rico extrañado se acercó a uno de los camiones y le preguntó al conductor, – ¿Qué significa todo esto? ¿Qué hacen aquí?
A lo que el chofer respondió – Venimos a regresarle su dinero señor.
El tío McPato sorprendido, alegó – ¡Pero yo mandé que todo el dinero se regalara!, no lo quiero.
Y el tranquilo conductor replicó – No, es que usted no entiende. El dinero se regaló, pero los ciudadanos fueron a gastarlo en todas las tiendas de su propiedad, así que aquí tiene esas ganancias.

Si nos ponemos muy exigentes el relato no tiene pies ni cabeza, ¿acaso se le olvidó al Tío Rico que poseía tantas tiendas?, pero recordemos que se trataba de un cuento ilustrado para niños. Sin embargo es cierto que el cuento ilustra, de buena manera, una lección en torno al modo en que funciona la energía del dinero.
El dinero que ingresa y no sale, se estanca y no circula. Imaginemos un estanque que recibe el agua de lluvia pero que no posee un desagüe por el que ésta pueda correr.
Todo aquello que no fluye libremente acaba produciendo una implosión que acaba, de algún modo, destruyendo aquello que se ha estancado, atrofiándolo.
Podemos encontrar miles de ejemplos relacionados con esto: el dinero guardado en el banco, intocable, que acaba siendo comido por los intereses o las inestabilidades de los mercados, o que acaba usándose para sufragar una costosa recuperación de una enfermedad.
La energía (y el dinero lo es) siempre buscará equilibrarse por sí misma de alguna manera. Es por eso que este cuento nos enseña de un modo claro y didáctico que todo aquello que doy, regresa a mi multiplicado.
Cada vez que yo entrego, dinero, amor, tiempo, desde el corazón, lo que estoy haciendo, en realidad, es abrir los caminos de mi abundancia, porque aquella mano que yo estoy hoy llenando con la abundancia que poseo, será la mano que volverá llenar la copa de mi propia abundancia.
El equilibrio universal se encargará de retribuirme con creces aquello que doy.
Así que la pregunta que debo hacerme es ¿Qué estoy dando? ¿Qué quiero recibir?

lunes, 10 de agosto de 2015

Psyche & Eros: Ese Amor del Alma

Louis Jean Francois - Eros And Psyche
Cuenta el mito que Psique (en griego: alma humana) era una joven princesa mortal de extraordinaria belleza, a quien la misma diosa Afrodita, madre de Eros, rechazaba por su hermosura. No obstante la admiración que profesaban los jóvenes por ella, no había encontrado aún esposo, por lo cual sus padres, preocupados, decidieron consultar al oráculo. Éste, influenciado por Afrodita que, como dijimos la detestaba, mandó al padre a abandonar a la joven en la cumbre de un monte lejano, en una roca solitaria, en donde sería devorada por un monstruo, bajo amenaza de que si no lo hacía sería el responsable de una terrible calamidad.
Estando allí Psique, harta de soledad, esperando la ejecución del oráculo, llegó Eros, el dios del amor (de la atracción sexual y del sexo), con sus flechas doradas a cumplir el pedido de su celosa madre de matar a la bella joven. Pero Eros, al verse deslumbrado por la hermosura de la joven,  tropezó y se pinchó con una de sus propias flechas, quedando así enamorado de Psique. Entonces comenzó a soplar el viento Céfiro, que siempre arrastraba buenos augurios, y tras celebrarse una boda especial, por orden de Eros, envolvió con suavidad a la joven en su bruma y la transportó al magnífico palacio del más grande de los amadores.
Eros se acercaba a su amada solo por las noches, y en una especie de ensoñación sentían la ternura y el amor sagrado e infinito. Así en ese estado Eros, que era inmortal, le hace prometer a la mortal Psique que jamás intentaría ver su rostro, ya que si eso ocurría la desdicha los alcanzaría. Cada mañana Eros besaba a su amada y la abandonaba, para volver cada noche a su lado.
Un día Psique decidió ir a ver a sus padres y hermanas, quienes al verla tan llena de vida se alegraron, pero sus hermanas luego de haber escuchado sus relatos del maravilloso amor que estaba viviendo, tal vez por envidia, instaron a la joven a urdir un plan para que viera el rostro del joven esposo, sembrando en ella la duda, de que tal vez éste fuera un horrible monstruo y por eso no se dejaba ver. Para tal fin la proveyeron de una lámpara de aceite.
Volvió Psique al palacio en busca de su amor y cuando Helios (sol) llegó a su ocaso, los esposos, tras haber pasado los momentos de fogosidad amorosa se dejaron llevar por el sueño. Pero Psique que en realidad fingía descansar, al ver a su esposo dormido, encendió la lámpara y vio entre nerviosa y aturdida en el efebo, el cuerpo y el rostro más hermoso que jamás pudiera imaginar, haciendo caer en su sorpresiva visión una gota del aceite sobre Eros, quien despertó al instante y huyó.
Desde ése momento Psique no volvió a conocer momentos de felicidad, había encontrado el amor, pero éste se había convertido en el monstruo que había predicho el oráculo, ya que la condenaba a vivir sin la dulzura del amor sagrado y de su compañía.
Tras estos desgraciados sucesos, Psique abandonó el palacio y se vio sola y vagando sin que nadie la ayudara, entonces Afrodita, la obligó en su necesidad, a realizar tareas desagradables y duras para que su hermosura se ajara. La última tarea penosa que le encomendó, fue la de bajar al mundo subterráneo del reino de Hades, la sombría y neblinosa  morada de los muertos, para traer un frasco de belleza de Perséfone, haciéndole la recomendación de que no debía abrir por ningún motivo el frasco que lo contenía.
Cuando Psique, tras andar y desandar el camino tortuoso, en medio de su vuelta no pudo resistir la tentación y abrió el frasco, al instante se esparció un perfume que adormecía a cualquier criatura viviente. La propia Psique sufrió los nefastos efectos y mientras quedaba sumida en un profundo sueño del que jamás despertaría, apareció Eros que, como seguía enamorado con un amor profundo, acudió en su ayuda y pinchándola con una de sus flechas doradas logró despertarla. Así Psique, aunque mortal, y obteniendo los favores de Zeus, quien le otorgó la inmortalidad de los dioses, gozó nuevamente del su amor del alma Eros.

Este mito nos ayuda a interpretar, con su historia de amor arquetípica, el proceso de la  maduración de los sentimientos y la capacidad para relacionarnos con otra persona.
En el origen del amor aparece el capricho de Afrodita, ya que sin su intervención Eros y Psique jamás se hubieran encontrado, y emerge con éste encuentro primitivo pero vital, el recorrido del camino del amor.
El encuentro deviene en una relación de atracción sensual y espiritual, algo surge desde dentro, de cada uno, una potencialidad que se pone en marcha en una relación.
La celebración del encuentro, lleno de promesas, en un nivel más profundo de la experiencia, trata de disfrutar del amor mientras se pueda, sabiendo que muchas cosas pueden ocurrir, felices y penosas, en el recorrido del camino del amor. Y en ese intento de permanecer sólo en el disfrute, Eros prefiere ocultar su verdadero rostro, aparecer cada noche para volver a marcharse justo cuando Psiche podría descubrir cómo es en verdad.
Entonces aparece el desconcierto y la duda, representado en el relato mítico por las hermanas. Cada uno de nosotros tiene "esas hermanas" dentro, que nos llevan a las sospechas bajas y mezquinas respecto del otro, en donde los fantasmas de posibles heridas se hacen presentes.
El conflicto es pues inevitable y representa el tiempo de prueba de la relación. La traición de Psiche a Eros puede ser penosa pero necesaria puesto que rompe la magia del enamoramiento ciego. A veces traicionar puede significar ser uno mismo. Es el deseo de conocer al compañero. Es la traición a la exigencia o la expectativa irracional de otra persona, un aspecto difícil pero frecuente en la profundización de una relación. El enamorado (Eros) se esconde: “no intentes conocerme, sigue enamorada de la imagen que tienes de mí” y Psiche lo traiciona en su deseo de conocer la verdad.
Pero no todo está perdido, porque el Amor siempre intentará reparar y reconstruir.
Luego llega la soledad, el desconcierto, la nostalgia del amor. El retiro al Hades, a la oscuridad del subconsciente, al enfrentamiento con uno mismo frente al sentimiento. La revisión de lo hecho y de lo vivido como experiencia, y el recorrido de las duras pruebas de ese amor, que necesita tiempo y esfuerzo, que muchas veces se expone a la humillación y al sufrimiento, pero con el compromiso firme del amor hallado y el intento de recuperar el amor perdido, sabiendo que solo el destino y no la terquedad une a las almas.
Entonces Eros vuelve a rescatar Psiche, ha sido humanizado por el amor de Psiche y ya no necesita ocultar el rostro y, a diferencia del amor inicial, este reencuentro de amor fue ganado, no con la fuerza, la voluntad o la manipulación emocional, sino con la fidelidad al sentimiento y con el compromiso del amor sagrado que no abarca solamente una dimensión personal y sensual, sino también una dimensión espiritual lo que lo sublima a la conexión con lo Divino.
Se ha dicho alguna vez que amar a otra persona abre el corazón a la vida misma. El amor cuando ha pasado muchas pruebas y ha sido edificado sobre la honradez y la humildad, nos unirá al amor verdadero y nos conectará con nuestras propias almas y con un sentimiento de permanencia, significado y rectitud de la vida. No todas las relaciones pueden alcanzarla y ninguna relación puede alcanzarla continuamente. Parece, no obstante, que los humanos seguimos intentándolo.



Bibliografía:
  Enciclopedia de Mitología Universal - Ed. Nueva Lente - Madrid 19
  El Tarot Mítico -Juliet Sharman-Burke y Liz Greene-Ed. EDAF- Madrid 2005      

domingo, 9 de agosto de 2015

Las relaciones están aquí para hacerte consciente, no para hacerte feliz

Beyond appearances. Óleo de Fidel García
Esta vez quiero compartir un texto que no es mío, pero tiene un sentido y es que está escrito desde la visión de un hombre en cuanto a su relación con las mujeres.
En los círculos de espiritualidad me he encontrado más de una vez con personas que se perdían a la hora de manejar el tema del desapego y el permitirse mantener una relación con otra persona. Yo misma lo he confundido durante un tiempo. Equivocadamente creía que si alcanzaba el desapego ya no tendría ningún sentido tener una relación de pareja o enamorarme. Luché con eso en mi cabeza bastante, no quería perderme ese maravilloso estado que surge cuando te enamoras de alguien.
Un día leí un escrito de Osho en el que decía algo así como que, cada vez que te enamoras de alguien, te enamoras de todo el Universo, porque en ese estado de enamoramiento se diluyen las barreras de la separación entre tu y el mundo y, ese otro de quién te enamoras, es tan sólo un catalizador para que eso suceda.
Alcanzar el desapego no significa que debas deshacerte de cualquier sentimiento hacia otra persona, el desapego en las relaciones se refiere, en realidad, a las dependencias y las codependencias. Una relación sin apegos no es una relación sin sentimientos, sino sin "necesidad" de que el otro te complete o te haga feliz.
Permitirse enamorarse, de otro ser humano, de uno mismo, de la vida, es un viaje a lo más profundo de nuestra hermosa humanidad, un viaje que hace que nos sintamos completamente vivos.
Pero mejor dejaré que el texto elegido complete esta nota por sí solo.
El maestro espiritual Eckhart Tolle dice, 'Las relaciones están aquí para hacerte consciente, no para hacerte feliz'.
Yo, personalmente, anduve vagando en el desierto por muchos años; por la estéril tierra del desapego espiritual, del intento de apartarme del cuerpo,del neo-Advaita, negando al mundo y sintiéndome superior ('¡Yo estoy mucho más iluminado, más consciente, más libre de ego que tú, simple mortal!).
Pero volver a la realidad, en este mismo suelo, con toda su confusión, con sus íntimas relaciones humanas - ahí es donde la verdadera aventura de la vida comienza.
Las relaciones comenzaron a sacar a la superficie todo lo que dentro de mí había estado tratando de evitar, esconder, o reprimir ante los demás por años y años, cosas que no encajaban con una imagen 'espiritual', con la imagen de un'hombre iluminado'. Resultaba sumamente doloroso y humillante mostrar una y otra vez que no lo había 'logrado', que en realidad no existía ninguna 'línea final', que las energías aún no iluminadas seguían rugiendo en mi interior,energías que aún no había podido aceptar, energías que anhelaban salir a la luz, fragmentos desesperados por sentirse amados y aceptados en un hogar que incluyera las relaciones.
Independientemente de lo doloroso y humillante que fue, este camino resultó ser asombrosamente liberador. El 'hedor de la iluminación' (como Mariana Caplan lo llama) no tiene la capacidad de soportar el fuego de una relación honesta.Clichés como 'no hay un yo', 'sólo hay consciencia', y 'todo es perfecto' no sirven de nada cuando tu más íntima amiga está parada frente a ti, con todo su corazón, pidiéndote una conexión honesta y vulnerable, sin mierda de por medio.No hay ningún sitio en donde nos podamos esconder, ningún sitio al que podamos salir corriendo. Ella verá a través de tus juegos y te llamará la atención cuando te atrevas a mentir.
Gracias a todas ustedes, fuertes, inteligentes, preciosas mujeres que me enseñaron cómo amar y cómo escuchar, y gracias por hacer que éste sea un camino sin fin...
Jeff Foster

miércoles, 5 de agosto de 2015

Esa cruz no es tuya

El Cirineo ayuda a Jesús a cargar la Cruz - Tiziano- 1570

"Ayuda a los demás a levantar una carga pero no a apoyarla en el suelo." Pitágoras

Indica al estudiante que colabore diligente, pero que jamás asista a aquellos que pretenden eludir sus responsabilidades, porque alentar la indolencia constituye un pecado grave.

Debemos tener en cuenta que, muchas veces, cuando insistimos en ayudar a alguien que no desea ser ayudado es probable que, más bien, estemos interfiriendo en su propio aprendizaje y, probablemente esa insistencia no deja de ser un acto de soberbia por nuestra parte, pretendiendo saber lo que el otro necesita en ese momento.
No es lo mismo acompañar a alguien en el propio descubrimiento de la verdad que imponerle una verdad que aún no está en condiciones de ver o aceptar.
Por eso desconfío de quienes insisten en encontrar soluciones mágicas a sus problemas o piden ayuda a diestro y siniestro pero no llevan a cabo el arduo trabajo de descubrir la propia.
Es en el camino de cargar su propia cruz que uno puede ir descubriéndose a sí mismo.
Muchas veces pretendemos cargar con la nuestra y con la del otro pero no es ese el concepto de alivianar su peso sino de sumarle más peso al mundo. Porque es un acto de desconfianza en la fuerza y la capacidad de ese otro (la soberbia, una vez más).
Cada uno elige sus propios sufrimientos y sólo uno está en condiciones de decidir soltarlos. Si insistimos en hacernos cargo del dolor del otro, contrario a lo que creemos, estaremos agrandando su dolor, porque creemos en ese dolor.
Debemos ser capaces de aceptar las elecciones del otro, estemos o no de acuerdo con éstas.
Lo mejor que podemos hacer es confiar en que sabrá hallar el modo de acabar con su dolor en el momento oportuno y que saldrá fortalecido del viaje.
Lo otro mejor que podemos hacer es alivianar nuestras propias cargas para que las del resto dejen de pesarnos. Abrir un camino posible en el cual ese otro pueda mirarse y ser luz.
Si la carga de mi hermano me pesa sobremanera entonces no tendré la fuerza suficiente para sostenerlo (a él con lo que sea que decida, no a su carga).
Y, algo muy importante que muchas veces se nos olvida, quizá sea necesario dejar que se caiga para que descubra por sí mismo lo que le pesa. Puede que en el suelo halle el simiente que necesita para seguir creciendo.
Una reflexión: ¿Será que muchas veces insistimos en cargar la cruz del otro por no hacernos responsables de la nuestra?

Creo que cada uno está, siempre e indefectiblemente, en el mejor lugar en el que tiene que estar y con la capacidad y la fuerza suficiente para hacer lo que tiene que hacer.
Hay caminos invisibles en laberintos disfrazados. La salida sólo está en uno mismo.