Gabriela Collado

Terapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.

domingo, 20 de abril de 2014

El amor, eso que sucede a través de ti



Debes aprender a amar a las personas más allá de que hagan o no lo que tú quieres. Lo contrario sería manipulación, ego puro. Esa es la barrera que debes cruzar.
Rendirse, aceptar, fluir.
Por eso siempre has de centrarte en ti. Amarte a ti mismo y aceptarte aun no siendo capaz de hacer lo que quisieras. Este eres tú, así como eres; no tienes que hacer nada, ni cambiar nada, ni mejorar nada. ¡Sé tú! Tú no tienes nada malo.
Permite que pase el amor hacia tu vida y abre el canal del amor y la abundancia. Deja de resistirte pensando que no estás bien o que te falta algo. Amate, ahora, así.
¿Lo ves? ¿Ves cómo debes dejar que fluya hacia ti? Y también desde ti. Eso venimos a hacer, antenas para el flujo del amor entre el cielo y la tierra. Si cerramos los canales, no podemos serlo.
El miedo es ego, es pasado. Estás aquí y ahora ante un camino nuevo, diferente, lleno de amor; del amor que tú mismo has despertado en ti. Deja de perder el tiempo con el miedo y jugar al pasado. Eso es invertir en el futuro que es el ahora.
Tampoco pasa nada si en algún momento temes; no es perfección lo que se te pide, el ego sí.
Ese es el ego jugando a tu juego espiritual. Pero cree que te protege. Déjalo, suéltalo pero no te enfades. Al fin y al cabo es como una mama sobreprotectora que teme que todo te haga daño. Aprende a engañarlo y escaparte de él de vez en cuando sin decirle a dónde vas.
El ego también juega a tu juego espiritual y te hace creer que aún queda algo que sanar, algo que arreglar hasta llegar a...
No hay nada más peligroso que creer que llegaste a algún lado pero también no hay nada más peligroso que creer que aún debes llegar a algún lugar.
Todo es perfecto y todo tiene su momento. Eres abundante, siempre lo has sido. Cuando desaparece el temor, las puertas se abren. El miedo es un gran sellador.
Alguien dijo una vez que todo se confundió cuando empezamos a valorar más a las cosas que a las personas y usamos a las personas para obtener cosas o meras sensaciones, que es lo mismo. Quien no respeta a otro ser no se está respetando a sí mismo y deja de despertar respeto ante los demás.
El amor y el sexo no van de la mano, incluso cuando uno tenga sexo con la persona a quien ama. 
Y el sexo sólo, por el mero hecho de tener sexo y nada más, es un vacío que lo que hace es acentuar más y más ese vacío; como un agujero negro sin fin.
El amor sin sexo, en cambio, no deja de ser amor. 
Quien busque el amor a través del sexo estará errando el camino... 
Quien encuentre sexo a través del amor seguirá teniendo amor.

Amar es soltar el control.


jueves, 10 de abril de 2014

¿En qué inviertes?



Mientras te sigas peleando por tener razón seguirás viviendo en el mundo del ego. Mientras sigas insistiendo en "ayudar" a los demás seguirás viviendo en el mundo de la dualidad. Porque estas marcando una diferencia. Y ¿qué diferencia hay entre lo que ves y tu? 
Si eres luz, sé luz. No intentes hacer nada más. Todo cuanto hagas hablará de ti, aunque creas que hablas de otros.
Todo cuanto ves delante lo has puesto tu ahí. Todo cuanto vives lo has decidido tu para ver algo que sólo está en ti. ¿Qué otro camino queda más que observar y agradecer? 
Eres mucho mas inmenso que el detalle en el que te detienes.
Si te posicionas te distingues, si te distingues te identificas, si te identificas te separas, si te separas te cierras, si te cierras te empequeñeces.
Todo es verdad y nada lo es. Sólo existe una verdad, el amor. 
Ama todo cuanto ves porque cuanto ves eres tu.
Insistir es invertir. ¿En qué inviertes?


martes, 8 de abril de 2014

Kintsukuroi


En este mundo de-mente en el que nos gusta hacerlo todo al revés, con cada herida recibida nos cerramos. Usamos su marca para recordar el dolor que nos ha provocado y así acrecentamos nuestro rencor y mantenemos el miedo de que algo pueda volvernos a herir. 
¿Te das cuenta? ¡Nos centramos en el dolor! Y ¿Qué crees que sucede cuando te empeñas en recordar lo desagradable, lo que duele? Allí donde pones tu atención, eso es lo que harás crecer. Es ley que atraes aquello en lo que piensas, está más que demostrado ¿verdad? 
Nuestra cultura tan "civilizada", tan "amaestrada", nos ha enseñado a rechazar la belleza que se esconde en cada herida. 
Cuando éramos pequeños nos caímos de la bicicleta mil veces y no por eso acabamos odiando a la bicicleta, ¿en qué momento decidimos abandonar esa actitud?
Déjame contarte una historia. Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Ellos creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso. El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi. El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. Kintsukuroi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto. 
Ahora llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos. ¡Cuán importante resulta el enmendar! Cuánto, también, el entender que los vínculos lastimados pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes. Aquí te dejo un cuenco bellísimo para compartir el té.


Con el amor por delante, vive. No temas. Ojalá nunca pretendas vivir sin que nada te hiera. Las heridas, al abrirse, te enseñan cuán profundo eres y, al cerrarse, te ensenarán cuán fuerte eres. Y cada vez que veas su cicatriz recordarás cuán valiente has sido por darte, por atreverte a sentir, a confiar, a amar, por atreverte a ser. 
Las heridas son como las estrellitas que te ponía la maestra en el cuaderno cuando habías aprendido la lección. Si tienes tu cuerpo lleno de estrellas es gracias a ello que brillas y esa luz va desparramándose tras de ti, como las migas de Pulgarcito, para quien necesite recordar el camino de regreso. 
Cada herida te fortalece... Cada herida se convierte en una grieta de oro que brilla, te hace brillar e ilumina el camino de los demás...


sábado, 5 de abril de 2014

¿A qué me refiero cuando digo AMOR?

The power of Love de Benjamin West

El amor no es romanticismo, ni siquiera se constriñe meramente a la caricia.
No debemos perder de vista que el amor tiene el poder de transformar lo que toque.
Por lo tanto el amor es una energía poderosa, la que más, que incluye tanto la vida como la muerte, lo delicado y lo feroz, las luces y las sombras.
Primero debemos dejarnos transformar nosotros por él y, en lugar de preguntar al otro ¿me amas?, preguntarme a mi mismo ¿me amo yo?
El amor no es algo que alguien viene y te da, es algo que debes dejar que brote de ti al contacto con el otro y también con el mundo. Poco tiene que ver aquí lo que los demás hagan o dejen de hacer. Tiene que ver con tu capacidad de apertura al único milagro que impregna toda la vida universal y no sólo la de dos cuerpos mortales, el AMOR.


 

La muerte como sanadora



Para poder ponerle fin a algo fuera primero debemos haberle puesto fin dentro nuestro. 
Mientras interiormente se mantenga una, aunque sea ínfima, creencia de que eso puede continuar (eso puede tratarse de una relación, una enfermedad, una situación, un estado, etc.) entonces lo dejaremos abierto. 
A veces se mantiene esa puerta abierta por miedo a la pérdida, aún tratándose de algo que nos causa dolor, nos aferramos a esa creencia porque creemos que somos eso o, peor aún, que sin eso no somos.
Sin embargo, la posibilidad de ir cerrando puertas no significa siempre que algo se acabe, sino que da lugar a que pase a otra etapa, se transforme, tome otra forma. 
No hemos aprendido a vivir con finales porque nos enseñaron a temer a la muerte y por eso nos angustian tanto los cierres, sin embargo atravesamos finales o pequeñas muertes a cada instante. 
Hay muertes que son realmente sanadoras y no existe ninguna de ellas que no encierre en sí misma un nuevo nacimiento. 
Es decir que, si no damos lugar a la muerte, no damos lugar al nacimiento de lo nuevo. 
Entonces te pregunto ¿a qué le temes realmente? ¿A la muerte o a lo nuevo?