Gabriela Collado

Terapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.

miércoles, 13 de mayo de 2020

El diablo habita en los detalles


Este nombre se me ha presentado varias veces entre ayer y hoy, como siempre sucede con las repeticiones, traen un mensaje que hay que aprender a ver. 
"El diablo habita en los detalles", dice el dicho y, al reflexionar sobre el significado de Belial desde su origen hebreo entiendo que Satanás es la falta de valor al enfrentarnos a nuestras propias sombras, es la falta total de voluntad para vencer el miedo y es, ante todo, la adoración a dioses externos a nosotros, es decir, buscar fuera las causas que sólo están dentro nuestro, creer que la ilusión que vemos reflejada es real y entregarle nuestro poder. 
Para redirigir nuestro camino hacia la luz y vencer al demonio y su tentación de darnos salidas fáciles que al final sólo nos hunden aún más en las tinieblas de la ignorancia, es importante recordar que No Hay Nada Afuera, que la luz, el amor y el poder residen en nuestro interior y que somos soberanos de cada una de las causas que se traducen en efectos en nuestra vida. Es soltar los apegos, las adicciones a pensamientos tóxicos, relaciones ponzoñosas, sustancias dañinas, acciones sin sentido. 
¿Es más fácil temerle al diablo que vencerlo? ¿Es por eso que no quieres mirar tus propias faltas? Aquello a lo que le temas estás entregándole tu poder. No digo que no te mueras de miedo a veces, el valor no es no tener miedo sino vencerlo. 

Gabriela Collado
De mi próximo libro "No hay nada Afuera" La llave a tu Poder Interior
evolucionpersonal.org

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sábado, 9 de mayo de 2020

Re cuestionando creencia, religión y mandatos


Me resultó muy interesante este artículo (Ponerle una vela a Dios y otra al diablo, de Luis Rivero) y me llevó a reflexionar sobre una cuestión que lleva un tiempo rondándome la cabeza, el infantilismo con el que se trata a una sociedad y con el cual la sociedad se deja tratar. ¡Es cómodo ser niños!
La religión se ha convertido en un conjunto de creencias que se siguen sin cuestionar (parafraseando el artículo, como haría Satán "el cuestionador"... jeje). Cuando se enseña la Palabra no se enseña su origen real, apenas se habla de filosofía o teología o teleología o metafísica; sólo se enseñan las normas que aparecen en un libro aprobado por unos pocos y que hay que seguir al pie de la letra, sin cuestionarse. 
Mi primera escolarización fue católica y, durante los años posteriores rechacé la religión por sentir que sus dogmas, lejos de liberarme, me aprisionaban. Ahora sé que el término religión es volver a sentirnos unidos con nuestra parte divina y nada tiene que ver con seguir creencias sin saber por qué.
Es como el cuento del abad que ataba el gato antes de misa porque éste último era muy travieso y desparramaba el pan y el vino durante la ceremonia. Muerto el abad siguieron atando al gato. Pasaron los años y el gato murió y, desesperados fueron en busca de otro gato al que atar antes de empezar la misa. 
Volví a la Palabra pero desde otro lugar. Los textos sagrados, incluidos los apócrifos, poseen enseñanzas profundas para nuestra vida terrenal y espiritual, tienen mucho de la magia y la maestría del espíritu, pero eso se ve comprendiendo su origen, los significados, los tiempos en los que se escribieron. 
Volviendo al tema del infantilismo, si dejamos que nos sigan triturando la papilla por no tomarnos el trabajo de masticar lo que comemos (el alimento físico, mental y espiritual) es normal que seamos manejados y nos dejemos dominar por el miedo de no saber qué hay del otro lado de la acera, ni querer saberlo: "que ya lo saben mamá y papá (Sistema) por mí y me protegen". 
Todos estamos en etapa de crecimiento, a mí me resulta muy fácil "caer en la tentación" de reclamar a mis padres/pares lo que me embarga y debo recordarme a cada rato que en mí tengo todas la herramientas para hacerme cargo de mí misma, que de mi surgen todas las causas de las que luego recibo su efecto. 
Mastiquemos, rumiemos, probemos, antes de tragarnos cualquier cosa. Ya somos dueños de la cuchara y aún no nos dimos cuenta. 
Tal vez estas palabras distan algo del artículo, pero es a dónde me ha llevado al leer estas palabras y observar la situación actual.
Gracias por llegar hasta aquí...

Gabriela Collado

https://www.eldia.es/suplemento-cultura/2020/05/09/ponerle-vela-dios-diablo/1076997.html

Lazos transgeneracionales, secretos de familia.




La vida de cada uno de nosotros es una novela. Usted y yo, vivimos presos de una invisible tela de araña de la cual también somos uno de los directores de la obra. Si desarrolláramos nuestro tercer oído, nuestro tercer ojo, para captar, comprender mejor, entender, ver las repeticiones y las coincidencias, la existencia de cada uno se volvería más clara, más sensible a lo que somos, a lo que deberíamos ser. ¿Es posible escapar a estos hilos invisibles, a estas “triangulaciones”, a estas repeticiones?
Somos finalmente, en cierto modo, menos libres de lo que pensamos. Sin embargo, podemos
reconquistar nuestra libertad y salir de la repetición, entendiendo lo que sucede, captando estos hilos en su contexto y en su complejidad. Así, por fin, podemos vivir “nuestra” vida, y no la de nuestros padres o abuelos, o la de un hermano fallecido, por ejemplo, y que “sustituimos” a sabiendas o no…
Estos nexos complejos pueden ser vistos, sentidos o presentidos, por lo menos, parcialmente,
pero generalmente no se habla de ello. Se viven en lo indecible, lo impensado, lo no-dicho o lo secreto.
Pero hay un medio de modelar estos lazos y nuestros deseos, para que nuestra vida sea a la
medida de lo que nosotros deseamos, de nuestros auténticos deseos, de lo que deseamos profundamente y necesitamos (y no de lo que tienen ganas los demás para nosotros) para ser.
Si no hay ni azar, ni necesidad, se puede entonces escoger nuestra suerte, cabalgar sobre nuestro destino, “girar el sino desfavorable” y evitar las trampas de las repeticiones transgeneracionales inconscientes.
Que nuestra vida sea la expresión de nuestro ser profundo, es esto, en el fondo, en resultado de la labor de descubrirse y comprenderse a sí mismo, percibirse, verse, casi adivinado lo que apenas está expresado y que a veces se manifiesta por el dolor, la enfermedad, el silencio, el “lenguaje del cuerpo”, el fracaso, el acto fallido, la repetición, las “desgracias” y las dificultades esenciales. 
Ya Freud, a partir de su problemática y de sus propios sufrimientos, angustias e interrogaciones,
descubrió este “otro escenario”, este “agujero negro” que cada persona lleva en sí, su “no-dicho” o “no–expresado” (das Unbewusste, mal traducido en la época por inconsciente); este vacío, este “agujero negro vinculado a otros” (los miembros de la familia, los cercanos, la sociedad en su conjunto) así como el entorno, el contexto, es lo que nos forja, nos construye tanto que nos lleva a ciegas hacía lo agradable o lo trágico, o incluso, a veces, nos “juega malas pasadas.”
¿Puede hallarse un sentido profundo a estas cosas anodinas y banales de la vida diaria, olvidos,
lapsus, actos fallidos, sueños, actos impulsivos? ¿Qué significado dar a nuestros comportamientos y a nuestras reacciones, incluso a nuestras enfermedades, accidentes, acontecimientos de vida importantes y “normales” tales como el matrimonio (número, edad) profesión, número de hijos, de “abortos espontáneos”, edad del fallecimiento?
Al identificarlos, al escribirlos, podemos penetrar a pasos furtivos en esta “cosa” que trabaja dentro de nosotros. Quizás se descubran el talento de escribir, como tantas novelistas
inglesas, o de tocar el piano, o de cuidar un huerto, o se permitan realizar estudios, o  complacerse por fin.


Del libro: ¡Ay, mis abuelos! de Anne Ancelin Schützenberger

La enseñanza de Bach



En el camino hacia mi libertad personal he ido encontrándome a cada momento con las herramientas precisas para aquello que estaba atravesando, así conocí a Buda, a Jesús, los arcanos, el reiki -que se convirtió en un maestro estable y base para todo aprendizaje-, las flores de Bach y muchas personas que entraron en mi vida y actuaron como maestros.
Cada paso encierra en sí mismo una lección y una enseñanza.
Comparto aquí las palabras del Dr. Bach

"Según la formulación Hahnemann, toda curación que no proviene del interior es nociva, y que la cura aparente del cuerpo lograda mediante métodos materialistas, y obtenida sólo a través de la acción de agentes externos, sin autoayuda, puede ciertamente aportar cierto alivio orgánico, pero daña nuestras Naturalezas Superiores, ya que la lección ha quedado sin aprender, y el defecto no ha sido erradicado."
"La curación debe emanar de nuestro interior, por medio del conocimiento y la corrección de nuestras faltas, y la armonización de nuestro Ser, para que se dé una curación correcta no debe utilizarse absolutamente nada que releve al paciente de su propia responsabilidad; por el contrario, sólo deben utilizarse aquellos recursos que lo ayuden a sobreponerse a sus defectos."
"Probablemente la lección más grande de nuestras vidas sea aprender a ser libres; libres de las circunstancias de nuestro entorno, de otras personalidades y, por sobre todas las cosas, libres de nosotros mismos, ya que hasta que no lo seamos, seremos incapaces de brindarnos abiertamente y de servir a nuestros semejantes." 


Edward Bach