Gabriela Collado

Terapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.

miércoles, 1 de abril de 2015

Cambiar las creencias sobre el envejecimiento



Hace un par de semanas recibí una invitación de Llorente&Cuenca solicitándome que, como terapeuta, escribiera mi opinión sobre el poder de la palabra en el envejecimiento, desde la postura de la PNL (Programación Neuro Lingüística). Se haría mención al mismo en el Blog de Vida Caixa, en el espacio de Calidad de Vida.
El artículo de Vida Caixa puedes leerlo pinchando en el siguiente enlace: El lenguaje influye en nuestro bienestar más de lo que puede parecer

Este es mi artículo completo:

Decía Sigmund Freud "Amamos para no enfermar" y yo iría aún más allá diciendo que quién ama no envejece. Porque no se trata de comprender las causas del envejecimiento si no el modo en el que decidimos afrontar la experiencia. La importancia de aceptar cada uno de los ciclos de nuestra vida, del mismo modo que lo hacemos con las estaciones del año.
Todo posee tanto valor o tan poco como queramos darle. Y esta es para mí una clave importante en el proceso de envejecer. 
Somos un complejo compendio de creencias y símbolos que hemos ido sumando con el correr de los años, influenciados por el ambiente y, por supuesto, por las propias vivencias y, esas creencias y símbolos a los cuales hemos ido dando validez en nuestra vida nos moldean y conformarán nuestras experiencias diarias. 
Entonces ¿es posible que transformando nuestras creencias con respecto a la vejez y sobre todo con respecto a nosotros mismos podamos transformar el modo en el que experimentamos esta etapa de nuestra vida? Para mí es indudable. 
Hoy en día, y desde todos los medios, recibimos un mensaje constante orientado en perseguir la idea de la eterna juventud, centrando el mensaje meramente en el aspecto físico y asociando de este modo a la vejez con imágenes de deterioro e inclusive enfermedad. Sin embargo la posibilidad de permanecer joviales y plenos de energía vital dista mucho de centrarnos pura y exclusivamente en nuestra imagen externa y está más relacionada con la autoestima, la creatividad, nuestra sensación de unidad con la vida, la alegría y la energía positiva, aspectos éstos que embellecen a la persona, sin importar la edad.
Reza una de las leyes universales “Como es adentro es afuera” y en verdad que así lo es. Todo cuanto veamos reflejado más allá de nosotros (y eso incluye a nuestro cuerpo) será reflejo de aquello que decidamos alimentar dentro. 
La mente es muy poderosa y es capaz, si sabemos cómo hacerlo, de ayudarnos a evitar, e inclusive a transformar, los efectos negativos del envejecimiento (propios de nuestra forma de pensar) como son el desarrollo de la osteoporosis, problemas de próstata, presión arterial alta, artritis, falta de energía, pérdida del atractivo físico y muchos otros.
Durante muchísimo tiempo hemos permitido que los mensajes constantes recibidos desde el exterior nos dicten cómo debemos sentirnos y actuar de acuerdo al número de años con el que contamos y, como dice Louise Hay en su libro Vivir (ed. Urano) lo que mentalmente aceptamos y creemos se convierte en realidad. Tal vez sea hora de cambiar nuestras creencias sobre el envejecimiento y sobre nosotros mismos, y convertirnos en lo que realmente queremos ser, física y mentalmente.
Para la PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA el lenguaje que utilizamos se mueve a través de nuestras neuronas creando programas y, de ese modo, experiencias que pasan a plasmarse en nuestra realidad cotidiana. Si pasamos gran parte del tiempo utilizando un lenguaje negativo estaremos entonces creando programas negativos. Cuando hablamos todo el tiempo de aquello que nos duele o nos molesta, lo intensificamos. Existen expresiones positivas para alejar el dolor, la enfermedad y cualquier malestar. A través del lenguaje podemos influir de manera directa para disminuir la intensidad de una molestia. 
Se trata de comenzar a prestar más atención a nuestros pensamientos y muy especialmente a nuestras palabras; a cómo hablamos y, sobre todo, a cómo nos hablamos. Por ejemplo, si decimos: “Mi familia tiene tendencia a enfermarse por lo tanto que yo también”, podemos ser la persona más sana del mundo, pero al repetir y pensar hasta el cansancio esta frase negativa cumpliremos su profecía y nuestra mente nos ayudará fielmente a hacerlo. Es importante tomar nota de cuáles eran las creencias de nuestra familia en torno a la vejez, principalmente aquellas que escuchábamos con repetición cuando éramos pequeños, porque esas serán las que determinen el modo en el que repetiremos lo aprendido. Pero lo aprendido puede transformarse y nosotros podemos decidir, utilizando el poder de la palabra, reemplazar esas creencias limitantes que nos impiden vivir una vejez plena y armoniosa. 
Por otro lado, el cuerpo sufre un deterioro como consecuencia de las experiencias vividas y simplemente responde con diversos síntomas. Existen diferentes técnicas, recursos y visualizaciones que pueden ofrecernos diversas opciones para cambiar la perspectiva de nosotros mismos en este tan preciado momento de nuestra vida.
Desde la visión de la PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA, podemos escoger cómo queremos sentirnos en cualquier situación, aprendiendo a dirigir nuestra mente y ofreciéndole otras opciones para dejar de sufrir. Son extraordinarios los resultados que pueden obtenerse simplemente modificando nuestro lenguaje. 
Todos los seres humanos poseemos un valor intrínseco y descubrirlo y realzarlo nos ayudará a establecer una relación de elevada autoestima con nosotros mismos. Ayudar a otros es un modo de ayudarnos a nosotros también. Todos tenemos algo para dar y al mismo tiempo darnos. 
Nuestras capacidades de aceptación y de perdón también son de suma importancia puesto que serán directamente proporcionales a nuestra capacidad de mejorar nuestra propia calidad de vida. “Aquello a lo que te resistes, persiste” decía el Dr. Jung y, aunque para algunos suene raro, uno de los elementos más importantes para mantenernos sanos es el perdón. Perdonar a quienes nos han hecho daño es una cualidad importantísima para nuestra salud mental, emocional y física. También debemos aprender a perdonarnos a nosotros mismos. No perdonar o no pedir perdón es una carga que llevamos con nosotros a todos lados y nos corroe por dentro.
Nuestras células responden a nuestros pensamientos y emociones siempre.  Existen muchas fuentes que lo afirman, entre ellos Deepak Chopra, Wayne Dyer, Andrew Weil, Louise Hay y muchas más incluyendo los últimos descubrimientos de la física cuántica, por lo que mejorar la salud puede llevarnos a detener el proceso de envejecimiento, revertirlo y regenerar las células del cuerpo. 
Recomiendo también prestar mucha atención al modo en el que respiramos y aprender a hacerlo de un modo correcto, beber como mínimo 6 vasos de agua al día, cuidar la alimentación y acompañar al cuerpo con métodos de relajación y terapias energéticas regeneradoras como el Reiki, además de ofrecerle a nuestro cuerpo el descanso que nos pide. Todo suma y nos lleva a desarrollar una Consciencia saludable. 
Para mantenerse joven y saludable es importante aprender a sentirse bien y en coherencia con uno mismo. La salud es una parte integral, vital y fundamental en la práctica diaria de nuestra vida y el modo en el que decidimos afrontarla. 
Como diría el Dr. Wayne Dyer, ¿Cuántos años tendrías si no supieras cuántos años tienes?
Me despido con una frase de Louise Hay que dice: “En lugar de envejecer, simplemente continúo creciendo”.



Terapeuta Holística
http://gabrielacollado.webs.com


1 comentario:

Antonio Díez dijo...

en nuestro lenguaje común existen expresiones como: "te doy mi palabra", que significa comprometerse con alguien en su máxima expresión; y del lenguaje religioso el famoso "una palabra tuya bastará para sanarme". ambas hablan de la importancia del lenguaje y de su vinculación simbólica con la realidad. un saludo!