Gabriela Collado

Terapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.

sábado, 24 de diciembre de 2016

A la luz potente de esta Navidad


Es muy posible que este último tiempo, principalmente los dos últimos meses del año, se nos estén presentando crudas verdades delante de nuestros ojos que podrán causarnos más o menos daño, a primera vista, depende de cuán dispuestos estemos a aceptarlas.
No siempre está en nuestras manos hacer algo con aquello que se nos presenta, a veces ya no queda nada que hacer, o simplemente aún no es el momento de hacer algo.
Tal vez, si miramos hacia atrás, (no hace falta remontarse demasiado, con un año nos vale), veamos que aquello que nos hacía creer que teníamos las cosas medianamente resueltas se trataba de una ilusión, algo que a la luz de los últimos tiempos se deja de ver tan real como pensábamos.
Se desmoronan planes y relaciones y la vida nos deja apenas el tiempo para afrontar cada cosa en el momento, con muy escaso margen entre acción y reacción.
Siempre se ha dicho que "de ilusiones no se vive", sin embargo, la mayoría de nosotros ha estado pretendiendo hacer exactamente eso, sostener las propias ilusiones el mayor tiempo posible.
Ese tiempo está llegando a su fin, muchos lo anhelábamos, otros ni siquiera eran capaces de imaginarlo.
Ya no hay elección, o lo ves o lo ves y comienza a hacerse verdaderamente imposible el poder tapar el sol con un dedo.
Creo que este fin de año nos está dando una importante lección de humildad y aceptación.
Si hemos venido siendo más o menos honestos con nosotros mismos, el golpe no será tan duro como si no.
Siempre me pareció preferible una dura verdad a tiempo que una mentira prolongada.
Pero esta luz también trae recompensas, porque lo que es realmente verdadero en nosotros se asienta y se fortalece.
Probablemente sea el momento de comprender, más que de querer entender, que la única seguridad posible se halla dentro de cada uno de nosotros, que de todo caos nace una creación nueva, mucho más pura, que la felicidad más tangible no es otra cosa que las decisiones que nos llevan a estar en paz con nosotros mismos y finalmente, reconocer que existe un orden mayor que nos lleva exactamente a donde queremos ir si somos capaces de confiar lo suficiente como para soltar los mandos del control que están dañando nuestras manos.
Es el tiempo de soltar la queja y agradecer, aunque más no sea, el simple hecho de estar vivos contemplando esta transformación colectiva (¡que no es poco!).
¿Acaso no es la vida una aventura? ¡Vivámosla como tal con la certeza de que sabremos exactamente qué dirección tomar a cada instante!
Agradezco la luz, agradezco el camino, agradezco la verdad y la vida.
¡Feliz Navidad para todos!

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