La humanidad no tiene alturas. Usamos las "cosas" para medir a las personas. Medimos y cuantificamos todo y esa "cosa" llamada alma se nos escapa hasta dudar de su existencia y creer que nosotros también somos "cosas". Entonces busquemos "cosas" que nos toquen el alma y toquemos el alma de las personas, es el mayor desafío, el único.

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