Gabriela Collado

Terapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Competir vs compartir (Te doy, me doy)


Competir y compartir son opuestos.
Competir nos empobrece, compartir nos enriquece.
Vivimos en un mundo educado para la competencia constante y feroz que nos lleva a sentirnos cada vez más inseguros de nosotros mismos, nos lleva a tener que demostrar nuestra valía para ganarle al otro, para ganar sobre el otro. Vivimos comparando y comparándonos sin cuestionarnos la veracidad de la regla con la que medimos y somos medidos.
Todo eso no nos lleva más que a limitar nuestras infinitas posibilidades, no sólo como individuos dino como sociedad y, finalmente, como humanidad.
La competencia se asienta sobre el miedo, el compartir se asienta sobre el amor. ¡Así de grande es la diferencia!
Cuando le ganamos a otro, en realidad, no ganamos nada, sino que perdemos la posibilidad de enriquecernos, de expandir nuestro conocimiento y que el otro, a su vez, expanda el suyo, de trabajar y cooperar conjuntamente por un objetivo común que nos beneficiaria a todos y no sólo a uno. De hecho si es sólo uno quién se beneficia, no se beneficia nadie, ni siquiera ese uno, que se queda aislado con su ilusión de "ganancia".
Pasamos a vivir a la defensiva para que nadie nos quite eso que creemos ganado, encerrándonos cada vez más, confiando cada vez menos en el otro.
Compañero viene de compartir, lo demás es simple depredación. Así creamos el mundo en el que vivimos. Así nos hacemos responsables de cuanto vemos y padecemos.
Les enseñamos a nuestros hijos la competencia entre su grupo, necesitamos distinguirnos del resto y lo hacemos también a través de ellos perpetuando esta devastación atroz en la que estamos inmersos. Familia, hermanos, amigos, compañeros son palabras que pierden su sentido verdadero dentro de esta carrera absurda.
Nos hemos convertido en productos de marketing, nos vendemos, nos compramos, nos medimos. Somos máquinas de una enorme empresa insaciable y dejamos de lado nuestra humanidad.
Nos alejamos así de nosotros mismos, nos alejamos del amor en el que anhelamos vivir, nos encerramos en una trampa de miedo y pobreza y acabamos compitiendo, incluso, con nosotros mismos.
En todas las áreas nos manejamos igual, llevamos esa misma distorsión a todo cuanto manejamos, da igual, lo hacemos en el trabajo pero también en la pareja y en la religión.
El miedo nos empobrece y eso sólo puede llevarnos a una clara autodestrucción, como individuos y como humanidad.
Mi religión es mejor que la tuya, esta es la verdad, yo tengo razón, lo hago mejor... Todo lo hemos creado para competir, los equipos de fútbol, las marcas, los partidos políticos. Vivimos colgándonos etiquetas. Somos spónsores de otros menos de nosotros mismos. ¿Estás conforme con eso? No, no lo estás, porque esa necesidad de autoafirmarte en tus creencias (que a veces ni siquiera son tuyas), en tus posesiones, está cantando a gritos tu falta de seguridad en ti mismo porque no te has tomado el trabajo de conocerte, saber quién eres tu en verdad y no lo que te han dicho que eras o debías ser, darte la oportunidad de enamorarte de ti, no en un gesto de autocomplacencia egótica, no para distinguirte, si no para comprender mejor al otro ser humano con el que convives y compartes, para desarrollar la empatía, para compartir el amor que en realidad ya eres sin necesidad de poseer a nada ni a nadie, para derramar sobre el mundo los dones particulares que has venido a ofrecerle y con ello a ofrecerte a ti mismo a través de los demás.
El valor de cada ser no es medible en absoluto. Todos son exactamente igual de valiosos, cada uno en su particular aporte al gran conjunto.
Si sientes la necesidad de compararte con el ladrón o el asesino, busca al ladrón y al asesino dentro de ti, si no lo tuvieras no necesitarías distinguirte.
¿Cómo sería el mundo para nosotros si les enseñáramos a nuestras generaciones futuras, con la palabra y la acción, el valor de compartir?
Simplemente reflexionemos, en el fondo todos sabemos la respuesta.
¿Tenemos el coraje de vivir en el amor?
Para vivir en el amor debemos aprender a amar a la persona más importante del mundo para nosotros, nosotros mismos. Pero sin confundir Amor con soberbia, exigencia y distinción.
Las aves de rapiña lo hacen para buscar alimento, nosotros porque no sabemos jugar de otra manera.
Todavía estamos a tiempo.




Te invito a visitar mi web http://gabrielacollado.webs.com
¡Gracias por bendecir mi vida con tu lectura!


viernes, 21 de noviembre de 2014

Ganas de nada, tiempos de cambio


Las energías que están moviéndose en estos tiempo nos llevan a que salga, no sólo toda nuestra luz con fuerza, sino también toda nuestra oscuridad. Y es que somos ambas cosas y salen para que aprendamos a integrarlas en conjunto.
A su vez, hay cosas que deben morir en nosotros. No se trata de una muerte física, es el ego quien vive como una muerte el tener que deshacerse de todos los mecanismos que ha utilizado hasta ahora.
Cuando esa sensación que tenemos no llega a un deseo de dejar de vivir ni de quitarse la vida, sino más bien de una apatía hacia casi todo lo que nos rodea, hacia todo lo que antes parecía llenarnos, lo que está ocurriendo en realidad es un desprendimiento de una capa pesada que no nos está permitiendo volar, trascender hacia nuestra propia esencia.
Es como cuando el gusano se mete dentro del capullo y cree que va a morir pero en realidad está transformándose.
Toda transformación lleva consigo la muerte de un aspecto (¡o de muchos!) y lo vivimos como depresión, apatía, rabia inclusive. Se nos derrumban todos nuestros bastones, aquellos salvavidas en que nos apoyábamos hasta ahora.
El desapego no es algo que deba asustarnos, es más, es el camino para llegar a comprender que de lo único que debemos y podemos aferrarnos es de nosotros mismos, de nuestra esencia.
Comienza a generarse en nosotros una especie de vacío necesario para que pueda entrar lo nuevo y verdadero.
Puede que muchas veces hayas sentido que lo que la vida te muestra no es lo verdadero, es porque comenzamos a recordar la gran sabiduría que portamos como almas y ese recuerdo está presente en nosotros aun a nivel inconsciente. Finalmente lo que está sucediendo es que nuestra alma está invitándonos a soltar ya todo aquello que es superfluo, que no es la vida en realidad sino el modo en que hemos venido viviéndola hasta ahora.
Las emociones se nos revuelven, el ego quiere agarrarse a lo conocido pero no puede permanecer mucho tiempo en ninguna porque todo se le derrumba, puesto que sus viejos argumentos ya no nos valen.
Así que, antes que alarmarnos, simplemente debemos dejar ser lo que sea. Debemos dejarlo salir porque si nos resistimos el proceso se hará más largo y nos generará más sufrimiento.
Como el gusano, debemos dejar hacer a nuestro interior y observar con paciencia a ver qué viene después que será un renacimiento, seguro. La mariposa está a punto de volar.
Loa triunfos que  son triunfos para el ego y nada más, no para el alma, ya no nos llenan. ¡Nuestra alma nos está hablando! Eso no significa que debamos dejar de prestarle atención a nuestra vida cotidiana y a las cosas de este mundo, estamos viviendo en esta 3D y tenemos que aprender a equilibrar ambas cosas.
Con respecto a cómo hacer la transformación, en realidad nosotros no tenemos que hacer nada, pero sí acercarnos más a nuestra alma. ¿De qué modo? ¡PARANDO LA CABEZA!
Sería importante que reserváramos un espacio cada día para hacerlo, para meditar. No es cuestión de tiempo, con 10 minutos bastan y hay muchos modos de meditar y parar la cabeza aun en medio de nuestras actividades cotidianas. Es importarte ir a nuestro centro cada vez más,
Observar las emociones desde fuera, como ajenas a nosotros.
Nos dicen que es difícil parar la cabeza, en realidad no lo es, es otra creencia más; lo que hace falta es voluntad solamente. El primer día costará, el segundo menos y así...
Elegir dejar de ser víctimas de las circunstancias y las emociones y parar los juicios, principalmente los que nos hacemos a nosotros mismos. Por ejemplo: pensar que está mal lo que estamos sintiendo. No está ni mal ni bien, es parte del proceso. Recuerda que el pensamiento genera la emoción, si piensas “esto está mal”, vendrá una emoción acorde a eso. Recibe lo que sientes como si fuera un invitado, pregúntale que quiere decirte, dile que deberá irse, que solo puede estar poco tiempo e intenta no pensar en ello. Repite "me amo y me libero" y dile a la emoción y al pensamiento "te amo y te libero" y deja de enredarte en él.
Al observarnos de ese modo, aprendemos así a mirarnos de frente en lugar de huir detrás de una queja o una pataleta o de escondernos detrás de un miedo; eso al ego le molesta mucho así que no esperemos que colabore, por eso debemos estar más atentos que nunca y darle un tiempo a ese proceso que no durará mucho. No invites a los problemas a vivir a tu casa y a tu cabeza, es decir, no sigas pensando en ellos todo el tiempo porque les das poder.
Lo que suceda fuera sólo estará para ponernos a prueba en este proceso interior. Estamos aprendiendo a movernos en el nuevo lugar de nuestra alma y debemos equilibrarlo con lo que sucede fuera y eso ya es mucho! Así que tente paciencia, felicítate por los logros y los pequeños cambios que vayas haciendo, acompáñate, abrázate.
¡Vamos juntos, adelante!




Si crees que necesitas alguna herramienta que te ayude en este proceso o una simple guía más personalizada te invito a visitar mi web http://gabrielacollado.webs.com
¡Gracias por bendecir mi vida con tu lectura!


Gabriela Collado: Terapeuta Holística


jueves, 20 de noviembre de 2014

Y todo va saliendo a la luz



Mi frase de cabecera últimamente es... "Y todo va saliendo a la luz". 
Se caen las máscaras, inclusive entre las personas cercanas en las que habíamos confiado y, de repente, te enseñan su cara menos amable y del modo más triste. Pero es, sin duda, parte del proceso que estamos viviendo y vale agradecer poder saber quién es quién en este juego que decidimos jugar juntos.
Tanto a nivel colectivo como personal comienza a imperar la honestidad. Brutal, sí, en muchos casos, pero necesaria, clarificadora, maestra absoluta. 
Agradecida estoy de que con el amor suceda lo mismo y poder ver en la transparencia de muchos ojos la incondicionalidad que brota de su corazón. 
Son tiempos en los que no podemos ocultar más lo que somos, ni aún queriendo. Nos tropezamos con la luz en cada esquina y eso es algo por lo que debemos celebrar.
La coherencia me dice que es una buena oportunidad para practicar la compasión, para no dejar de brillar, para reconocer que cada gesto de maldad es una herida en quien la profesa que nos da la oportunidad de manifestar ese amor que decimos ser. 
No existe el camino fácil hacia el amanecer de la conciencia, pero tampoco tenemos porque llamarlo difícil si comprendemos que es alimento para empoderarnos, para expandir nuestra propia conciencia aún más, para comprender de una vez por todas que el amor que buscabas fuera siempre ha estado dentro, para reflexionar sobre las propias sombras, para elegir a quién deseas alimentar, quién eliges ser a cada instante. 
Uno no se ilumina ensombreciendo al prójimo. Recuerda que lo que das, te das. Sólo hay un camino, si eliges recorrerlo.






domingo, 9 de noviembre de 2014

Terapia de Registros Akáshicos




Los Registros Akáshicos son conocidos también como El Libro de la Vida o El Libro del Alma, como una gran biblioteca virtual en donde se encuentran registrados cada uno de los pensamientos, sentimientos, acciones, aprendizajes, que cada conciencia individualizada ha experimentado.
En los Registros Akáshicos de cada persona se encuentra toda la experiencia de su alma desde el comienzo de su existencia. Las potencialidades de su futuro desarrollo y expansión, las limitaciones, los programas o patrones que le impiden avanzar y también los recursos y talentos para resolver todo cuanto se presentan.
Algunos creen que los Registros Akáshicos sólo nos hablan de las vidas pasadas pero no es ese el propósito de una lectura de Registros Akáshicos. Si la información sobre otra vida es útil a tu momento actual entonces sí es revelada en el transcurso de una lectura pero una sesión de Registros Akáshicos se centra principalmente en acceder a la información que necesitamos para facilitar nuestra experiencia en nuestra VIDA ACTUAL que es donde se está nuestro foco de conciencia.
Desde el 2012 estamos ingresando en un nuevo ciclo evolutivo de mayor conciencia, la percepción del tiempo nos está siendo modificada, menos lineal. La experiencia de vida es más holística, comienza a ser más completa y a intervenir otros factores que hasta ahora no habíamos tenido en cuenta o habían sido dejados de lado pero que ahora surgen como una necesidad ineludible.  Al  principio esto nos resulta muy desafiante y vertiginoso ya que se trata de soltar  la “ilusión” de control que nos ofrece el tiempo lineal y es allí en donde se vuelve importante y primordial la ayuda que se nos ofrece al abrir y contactar con nuestros Registros Akáshicos, porque pueden ayudarnos a identificar el origen de nuestras resistencias, miedos y bloqueos para poder transitar estos nuevos tiempos con más soltura y agradecimiento por poder estar experimentando este juego que es la vida y en un momento tan trascendente como lo es este para la experiencia de la humanidad en donde se nos exige una transformación de nuestra percepción, una expansión desde nuestro propio centro.

¿Qué nos puede ofrecer esta herramienta terapéutica tan poderosa?
Principalmente se trata de una de las herramientas más poderosas de autoconocimiento y transformación disponible en la actualidad.
Nos es sencillo hacer una descripción precisa de los Registros Akáshicos desde el marco limitado de nuestra mente para explicarnos el funcionamiento de esta vibración tan potente y la magnitud de su Energía Autoconsciente.
Para H.P. Blavatsky  “El Akasha, la Luz Astral, puede definirse como el Alma Universal, la Matriz del Universo, el Mysterium Magnum del cual todo cuanto existe ha nacido por separación o diferenciación. Es la causa de la existencia; llena todo espacio infinito… es el mismo espacio”
El término “akáshico’ proviene del sánscrito akasha, definido como la sustancia etérica fundamental del universo, un registro eterno de toda expresión viviente. Vibraciones de cada acción, pensamiento, emoción, luz y sonido de toda manifestación.
Podemos imaginar las memorias de todo cuanto hemos experimentado en cada plano de existencia, organizado en frecuencias vibratorias  y accesible a través de una llave de acceso.
Nunca nos hemos separado de la Gran Conciencia. Somos un aspecto de esa Gran conciencia, experimentando la experiencia de la vida en la “LA ILUSIÓN” de estar separados.

En estos tiempos de transformación individual y colectiva los Registros Akáshicos nos ofrecen su asistencia para servirle a nuestra alma en su propósito de expansión y evolución y nos ofrecen una visión y una experiencia que puede cambiar la forma en la que percibimos el mundo.
Sirven para ver el orden existente detrás de la ilusión del caos dándonos un nuevo enfoque más allá de la postura lugar de víctimas de las circunstancias que nos rodean. Nos libera del peso adquirido a través de los conceptos de Culpa y el Castigo que tanto mal nos han hecho. Nos posibilita ver más allá de la ilusión que nos mantiene sumergidos en una sensación de insatisfacción casi permanente.
Cuando uno comienza a preguntarse ¿qué sentido tiene todo esto?, ¿para qué estoy aquí?  nos ayudan a recolocarnos en nuestro papel de creadores de nuestra propia realidad de un modo eficaz y suave. Nos ayuda a recuperar el sentido de nuestra vida. Nos recuerda lo que en verdad somos.
Muchas de nuestras experiencias nos han hecho creer que estamos separados de la Gran Conciencia Universal y hemos pensado que si el mundo está como está en realidad no hay nada más allá de cuanto vemos y estamos solos. Esa es la causa más profunda de todos nuestros miedos e insatisfacciones, de todas nuestras carencias que luego van a expresarse en nuestra vida, en nuestras relaciones, en nuestro trabajo o profesión, en la sociedad y en el mundo.
Sin reconocer a nuestro ser, a nuestra verdadera esencia parte de esa Gran Conciencia Universal  y, por ende, también parte de esa divinidad, será muy difícil que podamos experimentar satisfacción o plenitud y que podamos expresar ese poder que traemos intrínseco en lo que originalmente es: plenitud, amor, iluminación, alegría y totalidad.
Por lo tanto, entrar en contacto con nuestros Registros Akáshicos a través de una amable asistencia de los guías o maestros (vórtices de energía) que nos acompañan en nuestro proceso evolutivo, nos otorga una gran propulsión en nuestra vida ayudándonos a recordar lo que en verdad somos y todo cuanto tenemos a nuestra disposición constantemente.

Somos iguales, somos la fuerza que nos impulsa hacia nuestra expansión de conciencia. Si permito ese flujo soy feliz, si me resisto a él, no.
En mi caso, me expreso en esta vida como una mujer pariéndose a sí misma constantemente y me gusta abrir puertas tal y como me han sido abiertas a mí por seres maravillosos y con gran paciencia.
Vivo con entusiasmo y asombro ante cada experiencia, con curiosidad infinita. Tengo la certeza de que se puede vivir en coherencia con y desde el amor consciente que es, en definitiva, lo que somos. Me inspira ir limando las distorsiones que me impedían llegar a ello. Los Registros llegaron a mí a través de un ser que hoy es un apreciado amigo.
Recibí la formación para ser lectora profesional y Maestra de Registros Akashicos para poder dar cursos y que otros puedan acceder a sus Registros.
Una primera lectura es sin duda reveladora para quien accede por primera vez y, seguramente, será la que nos marque para siempre. Una especie de antes y después si se está dispuesto a realizar las preguntas precisas sobre la propia vida y afrontar las respuestas. Sin embargo, es interactuando con los propios Registros que va creándose un vínculo cada vez más profundo y van abriéndose cada vez más puertas. Es una experiencia profunda que ayuda a trascender los obstáculos que se nos presentan a todos.
Por eso planteo mis lecturas para que puedan actuar más allá de una sesión brindando herramientas extras para poder seguir trabajando con ellas.
En lo personal los Registros Akáshicos mantienen activa mi conexión conmigo misma. Tanto en mis consultas y talleres como en lo personal y en todos mis procesos creativos, manteniendo siempre un contacto con ellos.
En los tiempos que estamos viviendo y atravesando estamos haciéndonos más conscientes de las varias frecuencias con las que interactuamos en la medida en que el tiempo se pliega del futuro hacia el presente y del pasado hacia el presente, y podemos resistirnos a ello o dejarnos llevar con lo que es en cada momento. Es allí en donde nos pueden ayudar los Registros Akáshicos a identificar las causas de dichas resistencias y cómo traspasarlas.
Recibimos respuestas a través de una esfera de información que puede estar formada por palabras, imágenes, símbolos, metáforas, revelaciones, sentimientos, certezas, comunicación con algún ancestro. Se recibe una guía para realizar algo específico dentro de la sesión y el tema que nos ocupa y también nos proporcionan la comprensión y, en la mayoría de los casos,  liberación. Es recordar quién soy y regresar allí deshaciendo la distorsión en la que me muevo habitualmente. Nos invitan a reencontramos con el verdadero sentido de estar aquí y ahora en esta tierra.
La distorsión en la que nos movemos es la diferenciación ilusoria que hacemos del Origen o Fuente para ingresar en el plano de la materia. Al hacerlo emitimos un sonido propio y este sonido, que tiene resonancia con el nombre elegido en esta encarnación, es el que nos permite acceder a la información del alma individual.
Podemos, con la ayuda de una guía y un entrenamiento adecuado, acceder a nuestros propios Registros Akáshicos o facilitar a otros el acceso a través de una lectura.
La Apertura del Registro Akáshico se hace a través de una oración sagrada o llave vibracional específica. Cuando lo hacemos para nosotros mismos llevamos una especie de diario o libreta en donde vamos desarrollando nuestra relación con los Registros. Allí trabajamos nuestras creencias limitantes, miedos, apegos, posturas de nuestro ego.
En una lectura a otra persona se canaliza la información de su alma a través de los Registros de su plano espiritual y con su expreso consentimiento se van respondiendo a las preguntas previamente elaboradoras por ella a conciencia. Eso determina que  áreas de su vida va  a mirar bajo esa luz.
Sin embargo, a niveles más profundos, se activa un complejo mecanismo, inclusive una sanación de la que podemos darnos cuenta tiempo después y tomar conciencia de la magnitud de todo lo que se ha transformado al mirarnos hacia atrás. Acceder a una lectura es como encender una luz en la conciencia que va haciéndose cada vez más grande y actúa en niveles imperceptibles para nuestra actual comprensión.
Más que de una simple lectura estamos hablando de una terapia de Registros porque lo que ocurre es un proceso terapéutico profundamente transformador, ya que las lecturas no solo proporcionan información a la persona de lo que el alma quiere comunicarle, sino que el ingreso consciente a los Registros Akáshicos permite recibir sanación Akáshica y dispensación kármica, si es necesario, para el mayor bien de los involucrados. Es una toma de conciencia muy intensa, una liberación, un reequilibrio.
Las lecturas de Registros Akáshicos son una de las herramientas más poderosas de autoconocimiento y transformación disponibles hoy. Las lecturas dan voz al alma y son profundamente reveladoras. Nos ayudan a focalizarnos en el propósito de nuestra vida actual y en el desarrollo de nuestros potenciales facilitando aprendizajes pendientes en cualquier área de consciencia. Nos sugieren donde está la punta del hilo que desteje la ilusión que nos hace sufrir o sentir carencias de cualquier tipo. Recuerdan nuestro ser real sin la distorsión del Ego y, cuando el alma siente y escucha las palabras transmitidas las reconoce de inmediato, sabe que le están hablando y algo hace “clic” en su interior y se activa para siempre.
Las Lecturas de Registros Akáshicos nos permiten observarnos a nosotros mismos sin miedo, culpa o desvalorización. Nos ayuda a despertar nuestra verdad interior y enfocar nuestras dificultades como desafíos y no como errores con los que nos inculpamos o castigamos. Nos enseñan nuestra luz.
Además, dentro de la misma lectura utilizo las técnicas terapéuticas que se me indiquen como trabajos integrales...
Todo el mundo puede acceder a una lectura y no existen contraindicaciones, excepto las personas que se encuentren en estados alterados de conciencia por medicación, alcohol, o disfunciones psicológicas severas que impidan el discernimiento o la libre elección, no hay ninguna otra contraindicación. Aquellos que resuenen con esta información están preparadas para recibir su lectura.
La información recibida es siempre la adecuada para apoyarnos a dar el siguiente paso. Es mucha y profunda pero nunca puede revelarnos algo que pueda dañarnos y nunca va más allá de nuestras posibilidades ya que procede de la propia alma de quien realiza la consulta y es quien determina, con su apertura y sus preguntas el nivel de profundidad que desea obtener.
Siempre les digo, a quienes se acercan para realizar una lectura que los pasos previos forman parte ya de la lectura en sí ya que en el acto de tomarse un momento a solas para uno mismo y poder hacerse las preguntas trascendentes para la propia vida, comienza el proceso.
Las preguntas abren nuevos espacios de consciencia y permiten que, de toda la información que se encuentra en tu Registro de vida, se descodifiquen sólo las adecuadas para tu momento actual. Con tus preguntas, das permiso a que, a través de quien canaliza la lectura, esa información se exprese.
Cuánto más profundas y honestas sean tus preguntas, mayor beneficio obtendrás de la lectura.
Para una consulta es necesario tener las preguntas por escrito y, si lo deseas una grabadora de voz o cuaderno de notas para luego poder seguir trabajando con la información recibida que es mucha y profunda. Yo suelo grabar las sesiones, siempre con el consentimiento de quien realiza la consulta, para luego poder pasarle la grabación en el caso de que no tenga cómo hacerlo. Es una información personal e intransferible.
Las lecturas duran 1 hora u 1 hora 30 aproximadamente y a veces más, depende de la cantidad de preguntas y de información que vaya a ser canalizada.
Siempre suelo pasar una lista de preguntas típicas que pueden hacerse en una sesión de Registros Akáshicos, pero no hay límites. Recuerda que si en tu interior ya existe la pregunta es porque ya existe la respuesta.
Los ejemplos podrían estar acordes con esta lista:
¿Cuál es mi propósito o plan de vida?
¿Qué me propuse completar al venir a la Tierra?
¿Qué patrones o creencias limitantes me impiden desarrollar  todo mi potencial?
¿Qué talentos o capacidades necesito despertar en mí?
¿Cuál es mi mayor desafío o temor en este Tiempo? ¿Por qué me cuesta llevar a cabo esto…. si lo deseo tanto?
¿Cuál es la raíz de este bloqueo en esta área? ¿Por qué tengo miedo a….?
¿Qué debo mirar o comprender en esta situación o esta relación?
¿Qué podría poner en práctica para profundizar y/o disfrutar de mi sexualidad?
¿Qué debo aprender de esta enfermedad o dolencia y cómo la puedo sanar/mejorar/transformar?
¿Qué está saboteando mi capacidad para generar prosperidad en mi vida?
¿Es el momento adecuado para adquirir, vender, transferir esto o aquello?
Actualmente realizo conferencias y talleres y recomiendo a las personas que se acerquen a las charlas previas y luego decidan si esta u otras técnicas son para ellos o no.
Actualmente resido en Logroño, La Rioja, España; pero ofrezco la posibilidad de acceder a lecturas y cursos a través de internet.
Está en mi agenda (a falta aún de cerrar fecha) la realización del Curso Nivel I de Registros Akáshicos presencial y a través de internet.
Para más información e inscripciones puedes escribirme a magaviajera@gmail.com o visitar mi página web http://gabrielacollado.webs.com
Si ya tienes un grupo que desee aprender y vivir esta experiencia o cualquiera de los talleres y cursos que se ofrecen, ponte en contacto conmigo para poder organizarlo.

Te agradezco que puedas compartir esta información y sumar así conciencia a quienes te rodean.

Gabriela Collado, terapeuta de Registros Akáshicos





sábado, 8 de noviembre de 2014

Cristianos, budistas, ateos y científicos, más iguales de lo que creemos.

Beautiful Edimburgh

Me atrevo a decir que es fácil ser ateo, no creer en la existencia de Cristos y Budas humanos, o de cualquiera de los avatares que nos obligan ineludiblemente a mirarnos adentro.
Los dioses se han puesto bien alto, arrancándoles su humanidad, para desistir en la búsqueda de los mismos dentro de cada uno de nosotros, del poder y la divinidad que llevamos intrínseca. Para que su reflejo no nos ciegue, no nos diga cuánto camino nos queda por recorrer.
Negar su existencia es lo mismo que enaltecerla, los polos opuestos se atraen demasiado. En ambos lados se coloca como algo inalcanzable, da igual el argumento. Uno por temor, para que no llegues, para que desistas en su búsqueda y, por ende, en encontrar tu propio poder, el otro por comodidad quizás o por absoluto rechazo al anterior; al igual que ha sucedido entre machismo y feminismo.
Existieron y existen Cristos y Budas humanos (puedes elegir cualquier otro avatar, otro nombre, es lo mismo) y, como muchos lo han ya dicho, están siendo asesinados a diario, muchas veces a través de la burla y la degradación o del odio mismo. 
Son peligrosos los extremos. Es sospechoso escapar con fuerza de un lado hacia el otro porque se acaba perpetuando aquello de lo que se escapa.
Y tampoco aquellos que endiosan la ciencia escapan a este movimiento. La ponen tan alto que nadie puede atreverse a contradecirla o dudar de ella.
Endiosamiento o degradación, dos caras de la misma moneda, son actitudes llevadas a cabo a través del velo, el mismo velo de inseguridad y falta de reconocimiento de la propia esencia. 
Juicio, falta de observación, incapacidad de apertura. Sentenciando constantemente desde la propia percepción, desde la ilusión que habitamos. Miedo a reconocer la ilusión, a cuestionarla, a mirarla profundo y de frente. 
Nos negamos a reconocernos en el otro, en su divinidad y también en su miedo. Los extremos nos separan. La línea recta no admite un encuentro. El círculo, el punto medio, nos acerca.
En nuestro deseo por diferenciarnos nos parecemos más de lo que creemos. Diferenciamos al otro para conocerlo pero olvidamos que conocerlo es reconocernos en él y que el verdadero significado de conocer es amar.
Mientras exista un sólo ser o esencia sobre la tierra de la que nos sintamos separados, a la que rechacemos, no podremos conocer la absoluta expresión de la palabra amor y amarnos a nosotros mismos completamente, incondicionalmente.
Y esto también puede estar sonando extremista. Sin embargo, todo aquello que somos capaces de concebir es porque ya ha sido creado. Mientras nos mantenemos caminando, sin la comodidad de acomodarnos en un lugar y desde allí erigirnos jueces inamovibles, vamos acortando distancias. Reconocernos en el camino, sentir que avanzamos cada día hacia esa apertura, hacia ese encuentro. Reconocernos simplemente observadores del paisaje, que nos incluye. La humildad está en los pies, quizás ese sea el símbolo de las sandalias de Cristo y los pies de Buda. La corona siempre será de espinas mientras confiemos únicamente en la soberbia de nuestra mente, de nuestra altura que nos diferencia del resto. 
No nos subamos tampoco tan alto que podamos caernos ni tan bajo que podamos hundirnos. Ni ateo, ni ciego creyente; observador y caminante, aprendiz y maestro de sí mismo.




martes, 4 de noviembre de 2014

Di la verdad


No te estás amando porque consideras que debes alcanzar una serie de resultados, por ejemplo, la abundancia y, al no alcanzarla, te culpas y te castigas y, al hacerlo, te dices a ti mismo que no te lo mereces porque no sabes cómo alcanzarla. Un bucle de estancamiento.
Por un lado no hay nada que alcanzar. Si creo que hay algo que alcanzar es porque lo estoy poniendo lejos y separado de mí. No es mío, no me pertenece, no soy yo y, por ende, debo hacer algo para alcanzarlo. Y entonces respondes a lo que crees.
Por otro lado no te amas y no te aceptas como eres ahora. Otro bloqueo.
Dice un curso de milagros: “Tu concepto del mundo depende del concepto que tienes de ti mismo”.
Es difícil que te ames a ti mismo si te sigues apoyando en el concepto que te has forjado de ti. Te crees que eres malo, por ejemplo. ¿Cómo podrás comenzar amarte de un momento a otro? Primero deberás aceptar que eso es sólo lo que tú crees ser pero esa no tiene por qué ser la verdad de lo que eres.
Acepta pues que no sabes lo que eres. ¿Quién te juzga? Hay un yo que está juzgándote y,al hacerlo, reafirma tu falsa creencia y te lleva a actuar como si eso fueras.Se proyecta.
Así que suelta aquí y ahora todo cuanto crees ser. Limitaciones. No hace falta que busques qué es lo que crees que eres, simplemente decide soltarlo todo asumiendo que no tienes ni idea de lo que eres ni de lo que debes hacer.

No sé quién soy y no tengo derecho a juzgarme ni a castigarme por nada. Me libero de mi propio juicio y me amo porque sólo así proyectaré amor en mi vida.

Sólo así puede retornarse a la inocencia pura desde donde todo vuelve a ser posible.
Dila verdad. La verdad es que desde donde ahora te encuentras no sabes quién eres, la verdad es que no eres capaz de controlar nada, la verdad es que no son tuyos los méritos pero tampoco la facultad de castigar. La verdad es que no necesitas defenderte si no eres tú quien se ataca. ¿Y quién sino? La verdad es que no tienes que demostrar nada sino necesitas demostrártelo a ti.
Por lo tanto la verdad es que tú no decides nada. Ni siquiera qué es lo que mereces o no. Asume que no eres lo que crees ser. No eres lo que piensas, no eres lo que sientes, no eres el teatro que te has montado para vivir esta vida, no eres los ataques que ha recibido, no eres la falta de amor y abundancia en la que te has proyectado. No eres ninguno de los calificativos que has decidido hacer tuyos. Suelta tu historia. No te pertenece, no la hagas tuya, ha sido sólo una herramienta para un momento dado, tan solo una experiencia. Deja de identificarte con ella. Suéltalo todo, no te quedes con nada, ni siquiera los halagos. Todo es falso. Suelta el pasado, perdónalo y liberarlo. Ya no existe. No puede existir sin el yo que has fabricado para sostenerlo.
Eres energía, espíritu, una conciencia en transformación constante. Estás cambiando continuamente. ¿Cómo podrías aferrarte a algo? Cualquier identificación con un instante es la propia muerte. Y la muerte misma ha de ser un instante. Sólo puedes saber lo que eres en este instante y ni siquiera puedes definirlo. Entonces ¿se puede castigar o defender lo que se desconoce?
Mata cualquier cosa que te defina. Mantente siempre espectador y aprendiz. Observa y se capaz de amar lo que observas, así le darás la posibilidad de que exprese amor. No lo etiquetes, no lo clasifiques, quítale su forma y estarás quitándotela a ti.
Para amarte debes comprender que lo que amas en ti es la vida misma expresándose.Cualquiera sea su forma. ¿Quién eres tú para decidir que es digno de amor y qué no? ¿Acaso uno debe merecer lo que ya es por derecho? Si quieres expresar amor y abundancia en tu vida comprende y acepta profundamente que no necesitas merecerlo ni ganártelo. Que no necesitas hacer ni deshacer nada para llegar a lo que ya eres. Solo silencio mental para soltar todas las definiciones sobre ti mismo que te limitan.
Nadie te da lo que tú no te das. Nadie te quita lo que tú no rechazas.
¿Quién soy yo para definirte o definirme más que una expresión más de conciencia en expansión?
El espíritu es humilde con todo cuanto ve porque sabe que nada es permanente, solo lo eterno que es la vida. Sólo la humildad permite que la vida se exprese en libertad y en esa libertad está la verdad y esa verdad es sólo una: el Amor.




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Muertos entre los vivos


El problema con la religión, las prácticas espirituales o ciertos abordajes terapéuticos no es ni la religión, ni las prácticas espirituales, ni la terapia en sí, si no cómo son abordadas.
La mayoría de la gente que se acerca a cualquiera de ellas no está buscando un trabajo arduo y personal para descubrir sus propio poder y divinidad, que es para lo que sirven dichas prácticas, si no que busca un paliativo, una palmada, un abrazo, una pastillita mágica. Suele suceder en una consulta o en un taller o en una práctica espiritual que, cuando se propone un trabajo más profundo, muchos dejen de asistir: quienes no están dispuestos a enfrentarse cara a cara con sus profundidades, con quienes son realmente.
Son muy pocos quienes se aventuran a las propias profundidades y a aplicar dichos conceptos a la propia vida.
Es necesario romper las propias estructuras, dudar de sí mismo, desafiarse, estar dispuesto a encontrarse con las propias miserias, la propia mierda, el propio odio, la propia hambre; tocarlas con las propias manos, reconocerlas propias, transformarlas, reconociendo también lo divino que me pertenece porque es de lo que estoy hecha.
Por eso triunfa el sistema, por eso triunfan las farmacéuticas y la medicina halopática. Un triunfo entrecomillado, obviamente, de poner parches, de pastillita mágica que sólo es mágica para el sistema que desea que sigas dependiendo de él y no de ti mismo, que no te reconozcas. No le importan tus protestas, mejor que protestes porque mientras lo haces no despiertas a quien eres. Mejor que te drogues, con lo que sea, deshechos químicos, medicina (¡que es lo mismo en muchos casos, no seas ilus@!), televisión, fútbol, internet, alcohol, ropa.... E incluso puedes drogarte hablando de espiritualidad o subiéndote a un púlpito o acudiendo a ceremonias y conferencias, llenándote la boca con ella pero sin aplicar un ápice de aquello a ti mism@. Es decir, hacer de la herramienta de conciencia una herramienta más de dogma e ilusión.
Son pocos los que afrontan con honesta y honda sinceridad y seriedad el desafío de mirarse a sí mismos y dejar de doparse con el sueño. Y esos pocos tienen su recompensa y no es nada que el sistema tenga para ofrecerles. Se descubren creadores de la propia vida, inmortales, poderosos, sabios, humildes, eternos. Se descubren vivos.
Porque el sistema en el que vivimos es la tumba. No conseguirás salir de ella si no estás dispuest@ a quitarte de encima las capas de tierra, todo aquello que no eres, ego, traje para jugar el juego. Tienes pánico de quitarte la máscara, lo sé, todos lo tienen pero pocos lo enfrentan.
Sólo tienes que saber una cosa, que decidas en donde decidas estar eres tu quien está eligiendo y nadie más.
La naturaleza nos acerca en estas fechas al encuentro con el más allá en el día de los muertos. Se celebra la muerte que no es más que la vida. Es buena época para reflexionar de qué lado quieres estar, si de los vivos o de los muertos.
Mejor bailar con ambas, pero para eso hay que conocerlas.
El truco está en tomar conciencia de lo que en verdad somos, el trato es seguir adecuándote al sistema y su programa.
Recuerda: tú eliges siempre. ¿Truco o Trato?


 

Dar es enriquecerse


El Universo siempre se encargará de mantener el equilibrio. No es algo que deba hacer en realidad, es su función, es Ley Universal.
Lo que sube baja, lo que va, viene; la energía no funciona en un sólo sentido, todo es circular y fluye constantemente.
Por eso dar es recibir y, cuanto mas doy, más recibo de eso que doy. Hete aquí de qué modo eres responsable de todo cuanto a ti llega.
Dar es enriquecerse. Sin embargo estamos todo el tiempo viendo de qué manera podemos recibir sin la necesidad de dar nada.
El Universo no distinguirá a quién o a dónde lo das ni de quién o dónde recibirás porque para el Universo no existe separación.
Así es que lo que des por un lado podrá llegarte por otro, pero llegará.
A excepción de que tu bloquees ese flujo de diversas maneras, por ejemplo no dando, no permitiendo que la energía fluya a través de ti, no creyéndote merecedor. El miedo y la culpa, que es hija del miedo, son grandes selladores.
Sólo el Amor es la puerta para todo. Empezando por uno mismo, pero uno mismo que se sabe unido a los demás y se trata y los trata como si fueran lo mismo porque ha comprendido que lo son.
La pobreza del mundo es la pobreza de todas las almas que en él habitan. Es el reflejo de la pobreza contenida en el inconsciente colectivo de toda la humanidad.
Si separas, te separas. El universo es así de perfecto y equilibrado.
¿Qué doy? ¿Cómo me doy?

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Antes de reclamar tus derechos, asume tus deshechos.

Imagen: mujeres en Woodstock de Vintage é bello

El mal se perpetúa porque todo lo que hacemos es para deshacernos de él, en lugar de transformarlo usando de él su parte buena (como en el yin y el yang), utilizándolo para el equilibrio. 
Fíjate que es claramente lo que hacemos con las cosas, y ése es nuestro reflejo fuera; ya no se reparan ni se reciclan, se descartan por otras nuevas, que luego serán descartadas por otras, que serán descartadas por otras y así ad infinitum... No nos hacemos ni siquiera responsables de nuestra propia basura (física, mental o emocional); más reflejos de reflejos. 
Vamos descartando todo lo que no nos gusta, lo que no comprendemos (comprender es unir más allá del conocimiento) y vamos generando así una sombra cada vez más y más grande, monstruosa, que empieza a comernos; no hay más que ver el espejo de la sociedad actual. Es nuestra propia basura, la que tiramos fuera. Y, en nuestro afán de huir de ella, de aniquilarla, la agigantamos. 
¿Hasta cuándo? Hasta que la humanidad crezca, salga de su "infantilismo" (y que me perdonen los niños por el término siendo ellos más inteligentes) y asuma su responsabilidad, la individual y la colectiva que, en definitiva, son una. 
No hay que ir contra nadie ni contra nada, porque ir contra alguien es ir contra uno. 
Hay que ir con uno, alineado, coherente, responsable, adulto, auto abastecerse del amor, el cuidado y el orden que seguimos esperando de fuera. Salir de la comodidad y la ceguera de que los "demás" hagan nuestro propio trabajo por nosotros. 

¿Qué fuera, qué demás? Ahí afuera no hay nada ni nadie que no seas tu. 

Hace falta cerrar el ciclo abierto por nosotros mismos y éste se reflejará de nuestro microcosmos a nuestro macrocosmos. Asumir nuestros deshechos, transformar nuestra basura... en Amor. Y sí, se puede.

¡Despierta humano, crece!


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Nosotros somos la plaga

Tintoretto "La oración en el huerto de Getsemaní"


La verdadera plaga son las guerras (armadas, ideológicas, económicas, internas, externas...) y, en verdad, la mayoría de la humanidad jamás ha centrado su foco en eliminar esta plaga. 
Sin la intención de eliminar al enemigo interno que lo acosa ha perpetuado al enemigo fuera, viendo así ataque en todas partes y apoyando los conflictos; hasta qué esté verdaderamente dispuesta a despertar de su sueño demente (de mente).
En el sermón de la montaña Jesús dijo: "¿Aún estáis dormidos? Despertad, que el espíritu está pronto pero la carne es débil." Ellos volvieron a dormirse y lo entregaron. Entregaron así la luz de la conciencia a los enemigos de la mente. Y desde entonces la humanidad continúa haciéndolo.


Somos lo que buscamos


Todos somos Amor, no existe duda de eso. Inclusive aquellos a los que llamas malos, incluso aquellos cuyo corazón alberga odio, venganza, crueldad. Todo eso también es Amor. Porque el Amor no puede eludirse de nada, no puede esconderse.
Todos nacemos recordando lo que el Amor es y por eso, cuando sentimos que no lo tenemos, nos pasamos toda nuestra vida buscándolo.
Cada vez que alguien desea esconder su Amor, por el recuerdo de una herida no cerrada, por el miedo a que ésta vuelva a repetirse, se da cuenta de que eso no es posible, de que no es posible esconder el Amor, aunque no sea plenamente consciente de ello, entonces lo único que le queda por hacer es ofrecer Amor transformado (o deformado) en lo que considera lo más opuesto al Amor.
Pero, lo que es evidente, es que cada cosa que hacemos, aunque la consideremos lejos del Amor, la hacemos para lo mismo, para obtener Amor, para ser amados; sólo que muchas veces confundimos ese Amor con poder, con dinero, con fama.
Y puesto que todos hacemos lo mismo, buscando lo mismo, la pregunta que debes hacerte es ¿puede alguien buscar y anhelar algo que desconoce? o acaso ¿puedes decir que nunca has recibido Amor si no sabes lo que el Amor es?
Sabes lo que el Amor es, todos lo saben, no existe un sólo ser sobre la Tierra que no sepa lo que es el Amor, porque estaría negándose a sí mismo. Y lo que hemos venido a experimentar en el transcurso de nuestra vida es su búsqueda, su recuerdo. Es evidente que no todos lo hacemos de la misma manera, no todos buscamos en el mismo lugar ni de la misma forma y en eso radica la riqueza de la experiencia de cada uno y nadie puede decir que el otro esté equivocado cuando en verdad está llevando a cabo su propia experiencia de camino al Amor (sí, incluso cuando a ti te parezca lo contrario).
Así que todos somos Amor y todos buscamos Amor. ¡Vaya contradicción! ¿No crees? Estamos buscando algo que ya somos pero que no vemos porque no lo recordamos.
Sólo debemos recordar quienes somos, sólo debemos recordar que ya nos amamos, que siempre nos hemos amado y nunca hemos dejado de hacerlo porque es imposible que alguien que es Amor pueda desprenderse del Amor.
Existe una ley universal que dice que todo aquello que persigues corre para alejarse de ti, porque estás creando su ausencia desde el momento en el que inicias su búsqueda. El mundo lo que hará será reflejar el estado de tu recuerdo.

No busques Amor, da Amor y serás Amor. Simplemente recuerda lo que ya eres: AMOR.


Entre saber y vivir, saber vivir


Si no vives no aprendes, por mucho que estudies. Si no te arriesgas no conocerás tus ilimitadas capacidades. El conocimiento tiene que servir como base a la sabiduría y la sabiduría no es más que el conocimiento aplicado a la vida. 
Lo mismo sucede con la espiritualidad. Es inútil fantasear con luces de colores, ángeles, santos o maestros ascendidos si luego no lo aplicas a tus relaciones. 
Los mejores maestros son aquellos con quienes nos encontramos a diario. Tus mejores maestros no están en el más allá, están mucho más acá de lo que crees, están en tu espejo. ¿No es ese acaso el mejor retrato que puedes crear?
A veces utilizamos el conocimiento como una vía de escape, un lugar en el que escondernos de la realidad que no nos satisface. Nos encerramos en él en lugar de salir con él. 
El ego nos impide abrirnos, salirnos de ese yo que tantas veces se convierte en nuestra propia cárcel. El ego también es una herramienta, una más, para jugar a este juego de vivir y expandirse. Él quiere hacerte creer que no puedes salir allí a fuera y jugar y ser feliz, y sentirte en paz y seguro de ti mismo hasta que no "arregles" lo que tienes mal, hasta que no te sanes o, lo que es peor, que no serás feliz hasta que los demás no se "arreglen" o cambien.
Deja de intentar arreglar nada y siéntete en paz contigo ya, ahora, aquí mismo, así mismo. 
La sabiduría te la da la aceptación de la vida tal y como es, la observación de este juego grandioso. 
No estoy hablándote de conformismo, estoy hablando de poner amor en donde crees que falta, en lugar de poner juicio. Y eso vale tanto para ti mismo como para aquello que ves, porque ¿sabes qué? no hay diferencia entre una cosa y la otra. 






No me pidas explicaciones


Hace ya bastante tiempo que tomé la decisión de dejar de dar explicaciones y, seguramente, fue el mismo día en el que decidí que tampoco necesitaba pedirlas. 
Es sencillo, necesitas explicaciones cuando no aceptas al otro como es, cuando te sientes ofendido u ofendida por su modo de actuar. 
Si el otro te ofrece una explicación y ésta no cuadra con tus expectativas, esas explicaciones no te sirven porque no son lo que deseas escuchar. 
Quien ha aprendido a no tomarse las actitudes ajenas de manera personal, porque está en paz consigo mismo o porque comprende que cada uno tiene sus motivos para actuar como actúa y su libertad para ser como elija ser, esa persona no necesita explicaciones. Explicaciones necesita quien necesita explicarse a sí mismo por qué los otros son como son con respecto a él o a ella, porque se siente en falta, porque tiene miedo de no ser querido puesto que ha olvidado cómo era amarse a sí mismo. Es el ego sintiéndose demasiado importante el que necesita explicaciones, explicaciones que nunca acabarán de llenarlo. Explicaciones de explicaciones, de explicaciones…
Y seguramente parezca que estoy dando explicaciones sobre por qué no doy explicaciones. Tal vez hoy necesite darlas. Tal vez hoy necesite dármelas a mí misma. Porque, en definitiva, todo es siempre con uno mismo. Cuando uno ama, se ama, cuando uno da, se da, cuando uno se cabrea con otro, está cabreándose consigo mismo. Nada hay allí fuera, nada que deba ser explicado o necesite explicarse. Las explicaciones las necesita uno y es uno mismo quien debe buscar dentro de sí la respuesta que está pidiéndole al otro. Es por eso que lo que el otro le diga nunca lo satisfará. Puede que calme un rato su ego, si el otro quiere ser condescendiente, pero nada más. Luego volverá a la carga, porque no está yendo a la causa, sólo está mareándose con el efecto de sí mismo.
Así que por favor, no me pidas explicaciones, ahora ya sabes que lo mejor que puedo hacer es no dártelas. Deja que mis actos hablen y toma tus propias decisiones con respecto a nuestra relación (sea del tipo que sea), yo haré lo mismo y cada cual, como adulto sano, sabrá hacerse responsable de sus propias elecciones.
Recuerda, amor no es condescendencia, amor es coherencia.


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