Odiseo en la cueva de Polifemo, Jacob Jordaens, primera mitad del siglo XVII. |
En la mitología griega, Polifemo (en griego antiguo ‘de muchas palabras’) es el más famoso de los cíclopes, hijo de Poseidón y la ninfa Toosa. Se le suele representar como un gigante barbudo con un solo ojo en la frente.
En el canto IX de la Odisea de Homero, una partida de reconocimiento encabezada por Odiseo, un héroe de la Guerra de Troya, llegó a la isla de los Cíclopes y se aventuró en una gran cueva. En ella entraron y empezaron a darse un banquete con la comida que allí había. No sabían que dicha cueva era el hogar donde vivía Polifemo, quien pronto se topó con los intrusos y los encerró en ella. Entonces empezó a devorar a varios de ellos, pero Odiseo urdió un astuto plan para escapar.
Para hacer que Polifemo se confiase, Ulises le dio un barril lleno de vino muy fuerte sin aguar. Cuando Polifemo le preguntó su nombre, Odiseo le dijo que se llamaba outis, un nombre que puede traducirse como «Ningún hombre» o «Nadie». Cuando el gigante, borracho, cayó dormido, Odiseo y sus hombres tomaron una lanza fraguada y la clavaron en el único ojo de Polifemo. Éste empezó a gritar a los demás cíclopes que «Nadie» le había herido, por lo que entendieron que Polifemo se había vuelto loco, llegaron a la conclusión de que había sido maldito por un dios, y por tanto no intervinieron.
Por la mañana, Odiseo ató a sus hombres y a sí mismo al vientre de las ovejas de Polifemo. Cuando el cíclope llevó a las ovejas a pastar, palpó sus lomos para asegurarse de que los hombres no las montaban, pues al estar ciego no podía verlos. Pero no palpó sus vientres, así huyeron los hombres.
Cuando las ovejas (y los hombres) ya estaban fuera, Polifemo advirtió que los hombres ya no estaban en su cueva. Cuando se alejaban navegando, Odiseo gritó a Polifemo: «¡No te hirió nadie, sino Odiseo!»
Desafortunadamente, no sabía que Polifemo era hijo de Poseidón. Polifemo lanzó entonces una maldición sobre Odiseo, junto con una pesada roca que cayó tras el barco; debido a esto, Poseidón causó gran cantidad de problemas a Odiseo durante todo el resto de su viaje.
¿Esperas el futuro? ¿Cómo puedes esperar algo que no existe? Mientras lo esperas no lo creas, sólo fabricas ausencias; la tuya propia del instante presente.
Si entras en la cueva de las muchas palabras (de la mente con sus argumentos, del ruido mental que te aturde) éstas te devorarán. No es allí en donde está el alimento.
Sólo tú puedes quitarte tu paz: “Nadie te ha herido”.
En tu paz radica tu poder.
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