¿No tienes facebook? ¿No estás en Twitter? ¿No conoces Pinterest? ¡Ah no! ¡No puede ser! ¡Si no estás en facebook no eres nadie! ¡Todo el mundo está ahí!
¿Ser o no ser? te debates como Shakespeare mientras piensas que ha llegado la hora de "pertenecer" al mundo de las redes sociales.
Entonces llega el momento clave, ya has rellenado el campo de nombre, bien, eso es fácil, tienes un nombre que te pusieron tus padres al nacer, luego fecha de nacimiento, lugar en el que vives y ¡Ta chan! te pide que escribas una bio, algo que le diga a los demás quién eres y por qué deberían tenerte en sus círculos, tienes que decirle al mundo ¿quién eres?
Si entras en cualquiera de las miles de redes sociales que hay y te pones a leer cómo se definen las personas te encontrarás con que la mayoría lo hace de
acuerdo a su profesión o a quienes tienen a su lado... soy gerente, soy
madre, soy esposo, soy comunity manager, soy consejera delegada en la super empresa MisterX, etc, etc, etc... Eso es lo que estás haciendo ahora pero eso, lamento decepcionarte, NO ES LO QUE ERES!
Hace siglos que los siete sabios inscribieron en la entrada del templo de Apolo en Delfos la
siguiente advertencia:
“Te
advierto, quien quiera que fueres, Oh! Tu que deseas sondear los
arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo, aquello
que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tu ignoras las
excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras
excelencias?. En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Oh!
Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.”
Venimos a este mundo a jugar a un juego cuyo objetivo
es forjar nuestra alma, ser, esencia, o como prefieras llamarle y, para eso, sólo hace
falta conocerse a uno mismo. La actividad que elijas para participar en el juego no es más que una etiqueta, es tu máscara pero ¡tú ya eras antes debajo de eso!
Te doy una pista, dos preguntas:
¿Para qué hago lo que hago?
¿Quién soy en realidad cuando me despojo de todas esas etiquetas y máscaras?
Fíjate bien que la pregunta no es ¿por qué? sino ¿para qué?
Recuerda que la clave siempre estará en las preguntas que te hagas, porque una pregunta es una llave para acceder al conocimiento que está oculto.
Recuerda que la clave siempre estará en las preguntas que te hagas, porque una pregunta es una llave para acceder al conocimiento que está oculto.
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