Gabriela ColladoTerapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.
lunes, 17 de diciembre de 2012
La enfermedad como ayudante para la vida
Según los descubrimientos del Dr. Hamer la enfermedad es la respuesta apropiada del cerebro a un trauma externo y forma parte de un programa de supervivencia de la especie.
Una vez resuelto el trauma, el cerebro invierte el orden y el individuo pasa a la fase de reparación.
Descubrir el sentido de las enfermedades es lo más apasionante y fructífero que pueda imaginarse...
Por ejemplo:
* «Estoy rabioso por la injusticia que he sufrido», patología de las vías biliares;
* «Esto no me lo trago», patología del esófago;
* «Es una mala pasada, no puedo dejarla pasar», patología del intestino delgado;
* «Me ha hecho una guarrada», patología del colon;
* «Tengo miedo de no tener ya mi propio espacio», patología de los bronquios;
* «Se me viene todo encima», patología renal.
* «No valgo ya para nada», patología ósea.
El sentido biológico es automático e inconsciente y adaptado a la perfección al problema.
-Creo un conflicto biológico a la gallina cuando le quito los huevos. Automáticamente se adaptará al problema volviendo a poner. No es la gallina la que toma la decisión, el conflicto nos conduce a la adaptación
- Una persona come algunas setas en malas condiciones; habrá diarreas, vómitos, no es el problema es la solución, los malestares son la adaptación. La diarrea nos dice: “No quiero asimilar” así por ejemplo, los niños que tienen diarrea antes de los exámenes, no es miedo, sino: “no he estudiado (asimilado los conocimientos) lo suficiente.
En el origen de la mayoría de las enfermedades (anginas, bronquitis, cáncer, depresión, epilepsia, infarto, leucemia, esclerosis en placas, etcétera) hay, en la vida del paciente, un acontecimiento particular vivido como un trauma: separación afectiva, ofensa, despido, guantazo, la muerte de un familiar, un diagnóstico médico fatal... Un evento vivido de modo dramático, inesperado y conflictivo, en soledad y sin posibilidad de una solución satisfactoria.
Todas las enfermedades tienen dos fases. Puesto que no existe día sin noche: todo funciona de modo binario.
A) La primera fase es la del estrés (simpaticotonía) y va del trauma a la resolución del problema.
Al producirse un trauma que nos coge desprevenidos, que vivimos en soledad, que continuamos rumiando y que no sabemos cómo resolver, los tres niveles del ser humano (mente, cerebro y cuerpo) entran al mismo tiempo en una fase de reacción para poder sobrevivir: el paciente sigue rumiando su problema, está permanentemente estresado, pierde el hambre, adelgaza, tiene problemas a la hora de dormir y con frecuencia se despierta durante la noche: es la fase de adaptación frente al acontecimiento inesperado. En este continuo estado de alarma todas sus energías se ven movilizadas con el sólo fin de superar el trauma.
B) La segunda fase va de la solución del problema a la vuelta a la normalidad (vagotonía).
La superación del trauma es la clave para pasar a la fase de reparación.
La intensidad de esta fase es por lo general proporcional a la primera y comienza siempre y únicamente en el momento de la solución del conflicto. Antes de la crisis se produce la reparación del
cerebro; seguidamente le toca al cuerpo proseguir en su reparación (iniciada a partir de la resolución del conflicto) hasta el completo retorno al estado de equilibrio. Es el momento en que podemos comenzar a «recobrar el aliento». El estrés desaparece y el paciente se siente invadido por una gran sensación de quietud y serenidad. El conflicto ha sido resuelto. Se recupera el apetito, el cuerpo y las extremidades vuelven a recibir calor y el sueño, pese a algunas dificultades a la hora de dormirse, vuelve al cabo de las tres de la madrugada, al aproximarse el amanecer.
Pero la Madre Naturaleza es perfecta y ha «inventado» la crisis epileptoide (en ella pueden producirse temblores, sudores fríos, estrés, evacuaciones urinarias), una especie de momentáneo retorno a la fase de simpaticotonía, que tiene por función certificar si el conflicto ha sido superado realmente; en caso afirmativo la enfermedad será evacuada mediante una fase de diuresis, en caso negativo el conflicto oscilante, nunca superado, se manifestará con fases alternas de recaídas y resoluciones que tendrán como consecuencia la formación de una enfermedad crónica, por ejemplo.
Ya antes de la crisis epileptoide la enfermedad deja de avanzar y el cerebro se repara, pero el cuerpo no acaba de recuperar su plena funcionalidad hasta después de esta crisis. En la fase de vagotonía el paciente entra en un estado de inflamación: todas sus energías tienden ahora hacia la reparación
cerebral y física; puede tener estados febriles, dolores difusos o localizados y un gran cansancio, como si estuviera chafado. También en esto demuestra la naturaleza ser extremadamente eficiente: pues, en efecto, si no existieran tales síntomas, el paciente se dedicaría a su actividad diaria desviando en parte o totalmente sus energías del objetivo principal del momento, o sea, reparar los daños. Todos los estados inflamatorios son reparaciones, incluidas las enfermedades infecciosas contra las que luchamos con todos los medios a nuestro alcance con la esperanza de matar los microbios. No obstante, la realidad es exactamente lo contrario: estamos en presencia de una fase de reparación.
De todas formas, hay que tener presente que en algunos casos la fase de reparación puede ser incluso más peligrosa que la fase de enfermedad y que la crisis epileptoide presenta riesgos que conviene no ignorar para poder ayudar al paciente con todos los medios posibles, incluso alopáticos, a dar término a esta segunda fase.
Bibliografía:
BIODESCODIFICACIÓN: La Descodificación biológica de las enfermedades por Enric Corbera
La medicina patas arriba ¿Y si Hamer tuviera razón? por Giorgio Mambretti y Jean Seraphin
Nota: Vale aclarar que, precisamente en este tema, hay un punto en el que el Lic. Enric Corbera difiere con el Dr. Hamer y es en que Enric no cree como Hammer que "todas" las enfermedades tengan su origen en un bioshock, algunas tienen su origen en el transgeneracional. El otro punto es que él dice que no todos los estados inflamatorios son repaciones, algunos son de la fase simpáticotónica.
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