Gabriela Collado

Terapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.

miércoles, 8 de julio de 2015

Nadie te castiga más que tu


El victimismo es una identificación y un apego. La emocionalidad que genera lo es.
Las pruebas NO SON UN CASTIGO, son pruebas. Recuerda: experiencia, expansión.
Las experiencias desagradables no son un castigo como tampoco son un premio las experiencias agradables que te ocurren. No son el resultado de algo que hayas hecho bien o de algo que hayas hecho mal. Volvemos a la ilusión de que uno es el que hace o deja de hacer.
Lo que te ocurre será un castigo si tú lo utilizas para castigarte o será un regalo constante si así decides verlo. En cuanto entra tu necesidad de control, de que las cosas sean de determinada manera, tu creencia de que eres capaz de decidir qué está bien y qué está mal (sabiendo que “bien” y “mal” sólo está en tu mente), entonces entras en un juego angustioso. Si lo dejas libre y sólo amas y continúas amándote a través de todo y todos y no te abandonas a ti misma, a ti mismo, será una manifestación más del amor que eres.
¿A qué y a quién decides darle poder sobre ti?
El merecimiento también es una ilusión. ¿Puede alguien merecer lo que en verdad ES ya dentro de sí mismo?
Perdónate, suelta y sigue, avanza.
El gran aprendizaje de este momento es desenredarse de la emocionalidad y dejar de crear futuros probables desde el miedo.
El hecho de agradecer la prueba es, en realidad, agradecer el fruto que trae aunque no lo veas. Es decirle al Universo “yo confío”, confío además en mí, en que seré capaz de hallar el éxito (la salida) y no lo haré desde la mente pequeña.
Así se transforma en Amor la tribulación y eso te da la sabiduría.
Pensamiento y palabra deben ser transformados en Amor.
Todo posee en sí mismo una semilla de luz.
Has venido a descubrir esa luz y debes ser capaz de “verla” aún sin verla.
Eso que llamas exigencia para contigo misma es la expansión de tus límites (los que crees que tienes). Es siempre estirar el “límite” un poco más allá, cada vez un poco más y así ir expandiendo tu conciencia.
Acatando límites y normas sin desafiarnos a nosotros mismos la energía se vicia y se intoxica y comienza a girar en sentido contrario hasta completar el proceso inverso a la expansión: la extinción.
La educación basada en premios y castigos nos ha convertido en adultos en constante autoflagelación, alejándonos de nuestro propio poder de manifestación.
No se trata de educar, eso sería corregir algo que está mal, dando por sentado que llegamos a esta vida “defectuosos” y debemos ser “encarrilados”.
Sólo puede propiciarse el autodesarrollo, eso hace la luz con las plantas; ser soles y dar luz y calor, es decir, Amor.
Es difícil propiciar el autodesarrollo en otro ser cuando no lo propiciamos en nosotros mismos.
La planta, por naturaleza, se desarrolla hacia la luz. Sé luz, muestra la luz. Sigue tú misma la luz. No hay nada más que debas hacer. SÉ.
La gracia es recoger la semilla guardada en el fruto para volver a sembrar. El fruto trae consigo siempre la semilla y, la semilla, el fruto; es una cadena infinita de abundancia.
Tú eres el abono, tu mano, tu amor, la luz del sol que produce la alquimia, que activa el proceso.
Nunca te ha faltado y nunca te faltará. Sólo has estado escondiendo tu luz. Déjala brillar, sé quién eres, haz lo que amas hacer y disfruta. Así brilla la luz que abona la semilla.


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