Nos han preparado para lo mediocre y asesinado la belleza, tanto, que nos cuesta creer que el paraíso es posible aquí y ahora.
¿Cuántos aman realmente la verdad?
Es más fácil enseñar el pesimismo que el optimismo. Es más fácil convencer del miedo que de la eternidad de la vida.
Veo lo que creo que es verdad, no la verdad.
Cuántos maestros ignorados y asesinados porque me resulta más cómodo lo mediocre. Se me acomoda mejor la ignorancia colectiva. "Mal de muchos, consuelo de tontos."
Inspirar es tomar aire. Inspirar es volver a nacer en cada instante. La inspiración es beber de la fuente original que me da vida.
¿Qué me inspira? ¿Para qué vale la vida respirar?
Es difícil respirar en un mundo que quiere dejarte sin aire. Que te reprocha si quieres más. "¡Con qué poco nos conformamos!", me decía mi madre, como si fuera meritorio.
Quiero la excelencia de Dios, su belleza, su abundancia, su amor, su presencia, su aliento absoluto. Está ahí para mí, para ti, ahora. No vine a estar muerta. Vine a expresar su grandeza.
Yo Soy Él. Yo Soy Eso.
¡Eh! ¿A dónde vas? ¿Quién te has creído que eres para pensar por ti misma? ¿Para pedir lo mejor?
Aún no hemos comprendido la hondura de su enseñanza. Y, así, seguimos asesinando al mensajero porque no tenemos el valor de revelar en nosotros el poder de su mensaje.
Nos convertimos en el brazo del dictador que nos somete para callar al otro, para seguir dormidos. ¿Qué así duele menos? ¿Por qué compras dolor?
¿Quién va a prepararnos para el Amor?
Gabriela Collado
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