Cuando alguien no puede resolver algo que verdaderamente le preocupa entra en un bucle de repetición que no lo deja escapar del tema. Cada vez que quiere hablar o hacer otra cosa, acaba hablando de lo mismo, de su problema, una y otra vez.
Hay dos maneras de hablar de un problema, una es para no salir de él y otra es para, finalmente, salir de él.
Me he visto envuelta en esos bucles repetitivos más de una vez y, aun siendo consciente, no conseguía evitarlos; era como una especie de tornado que me absorbía y llevaba hacía donde quería, por eso acababa hablando siempre del mismo tema que me preocupaba o temía. Es por ese comportamiento tornado que lo llamo bucle.
Cuando uno toma conciencia de ésto lo que debe hacer es evitar entrar en temas o situaciones bucle, que sabe que una vez allí dentro se enredará y le costará salir. He descubierto un modo, quizás el único válido y es el silencio. Cuando te veas hablando de lo mismo una y otra vez, calla o intenta hablar de otro tema. Es un acto de voluntad pura pero, hay que saber, que es el único que nos lleva a la liberación porque, a base de repetición, lo único que conseguimos es perpetuar el problema del que huimos o, incluso, hacerlo crecer.
Depón las armas, deja de luchar con eso que te sucede, sea una injusticia, un dolor o un miedo; deja de huir de él o de intentar a toda costa encontrar una solución o de que alguien te dé una respuesta diferente; tan sólo haz silencio, deja de pensar y hablar de ello durante un tiempo, tal vez unas horas, incluso unos días, calla principalmente tu mente y, cada vez que el tema se presente en tu cabeza desplázalo con un "ahora no, tal vez luego" y así cada vez; verás como irá perdiendo fuerza a medida que vas centrándote en cosas más positivas para ti.
Recuerda que, el hecho de que no hayas resuelto aún un problema, no es motivo para castigarte y dejar de disfrutar todo lo demás.
Al fin y al cabo, no todo depende de nosotros aunque nos creamos imprescindibles.
¡No te atormentes!
<3 Maga
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