La razón de mi disgusto no es la que creo que es.
Normalmente cuando nos enfadamos con alguien solemos culparlo por ello, "el me hizo", "ella me dijo" pero en realidad nuestro enfado está escondiendo otras emociones que no estoy queriendo reconocer y aceptar.
Generalmente cuando me enfado con alguien es porque tengo miedo, porque me siento juzgado por aquello que esta diciendo y, por ende culpable, si no reconociera eso en mi no me enfadaría. Entonces intento liberarme de ese sentimiento de culpa a través de la rabia.
Está bien que exprese mi rabia pero no debo quedarme ahí sino aprovechar para tomar conciencia de ese miedo y esa culpa que estoy negando. Abrazarla, aceptarme así porque es el camino para transformarlo.
Probablemente ese juicio interior que nos hacemos a nosotros mismos ante estas situaciones provenga de una falsa moral que traemos muy arraigada. Este enfado nos da la oportunidad de que enfrentarnos con ello y resolverlo para que deje de interferir en nuestra vida.
Ese es, en verdad, el regalo que ese otro que "me hace" enfadar nos está haciendo.
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