Cuando dejas de pelearte con los padres fuera, cuando dejas
de patalear como un niño demandando su atención y su cariño, su aprobación y
comienzas a fortalecer al padre-madre interno es cuando estás en el camino de
completarte y sostenerte a ti mismo.
En ese momento tu relación con el padre-madre fuera también
se ve transformada porque ya no es una relación de demanda, ya no se sostiene a
la espera de una retribución sino simplemente por el fuerte lazo que los une y
por el agradecimiento mismo del don de la vida.
Es importante darse la oportunidad de resolver los
conflictos con los padres mientras están vivos y a nuestro lado. Los conflictos
que podamos tener con ellos son parte de nuestro aprendizaje y nuestra
evolución como seres completos. No se trata de una molestia que debemos
erradicar, sino de una lección por la cual responsabilizarnos. Ellos son
nuestros primeros y principales maestros y tienen la llave para poder
fortalecer nuestra pareja interior, esa que nos llevará a poder sostener
relaciones sanas con nuestros compañeros y compañeras.
El padre es el que nos da la pareja, en el caso de las
mujeres, así de importante es sanar nuestra relación con él, ser capaces de
perdonar lo que deba ser perdonado y generar un lazo basado en el amor y la
comprensión.
La madre nos marcará nuestra actitud como mujeres
(compañeras y madres).
Para los hombres será a la inversa.
Además el padre nos marcará nuestra relación con el dinero y
el trabajo y nuestra madre con el alimento afectivo y el aspecto emocional. Y,
por ende, también nos ayudará a sanar esos aspectos en nosotros el resolver los
conflictos con nuestros padres.
Cuando mi madre murió, hace 10 años, no tuve la oportunidad
de cerrar con ella nuestros temas pendientes. Fui haciéndolo internamente en el
transcurso de estos años, perdonándola y perdonándome, liberándome de culpas
que me llevaban a tener una madre interna demasiado severa y enjuiciadora.
Ahora que acaba de morir mi padre, me siento en paz porque
con él sí tuve la oportunidad de hacer ese importante trabajo de reconciliación
interno-externo. Es por eso que no vivo su muerte como una pesada carga sino
como una dulce despedida de "hasta la próxima querido amigo y gracias por
todo."
Y, con él, con su duelo, está ayudándome a terminar de
cerrar el duelo con mi madre.
Internamente mi pareja se ha reconciliado, por fin estoy en
pareja conmigo misma y mis padres internos ahora son comprensivos, tolerantes y
amorosos.
Por eso insisto en lo importante que es que tu también
puedas hacerlo, porque tus padres continúan ahí para darte esa oportunidad de
retomar el abrazo con ellos, que es contigo, para ayudarte a crecer, a
transformarte a fuerza de observarte en su espejo. Sólo por eso, por el hecho
de estar allí delante para ti y por haber ofrecido su cuerpo para darte la vida
es que merecen toda tu gratitud.
Finalmente todos somos seres humanos en aprendizaje, cada
uno el propio, dignos de respeto por haber elegido transitar este camino
juntos.
Madres que te expulsan
Las madres han sido
hechas para expulsarte,
del útero y del hogar.
No hemos venido a
permanecer en ellas,
humano es pues su rechazo,
que también es el nuestro.
Que es el nido y que es el ave,
el huevo y el polluelo.
Alguien tiene que empujarte
al abismo, que es la vida.
Madres que te expulsan,
en el recelo y la hartura.
Abren sus piernas y te expulsan,
abren tus alas.
Y sin embargo nunca dejan de ser
útero, nido, huevo, hogar.
Te persiguen en la piel.
Porque son tu.
Un poema de Gabriela Collado
Cuando soy madre de mí misma
y me cuido, me mimo, me acuno,
me abrazo, me arropo, me Amo...
todo verso se hace beso que arrulla,
todo sueño se hace parto,
todo vacío se llena desde dentro....
y entonces,
toda carencia se convierte en abundancia...
infinita.
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