Gabriela ColladoTerapeuta Holística. Maestra Espiritual. Coach en Relaciones. Terapia PNL. Transgeneracional. Biodescodificación. Risoterapia. Reiki Master. Terapia Metamórfica. Registros Akashicos. Tarot Evolutivo. Canalizaciones. Terapias y Talleres Vivenciales (Presenciales y On Line). Conferencista. Seminarios Motivacionales.
domingo, 12 de noviembre de 2017
Me río
Ayer te vi después de mucho tiempo. No me produjo nada, ninguna reacción emocional. Estabas detrás de mí y no sé si fuiste consciente de ese encuentro, si me viste o no. Te di la espalda y me quedé por un instante asombrada, pensando e intentando sentir. Pero nada. Tal vez compasión, por ti, por mi, por ambos. Comprendí que el camino siempre va hacia adelante y uno sigue; pero seguramente no es el mismo luego de un encuentro.
Hoy, mientras escribo, reflexiono sobre ello. Quisiera volver a tener la fortaleza y la seguridad que tenía antes de conocerte, pero sé que ahora soy cada vez menos ingenua y más profunda.
Las apariencias son máscaras que flotan en el aire, a veces se burlan de nosotros por creer en ellas. Luego se van y ahí nos cuesta entender cómo las hemos considerado tan importantes. Por eso elegimos olvidar. Olvidar cómo nos enamoramos del humo, o nos enfadamos con él, mientras sigue formando una máscara tras otra en nuestra pantalla.
Es verdad que no hay más enfado que con uno, más culpa que la que uno mismo se acusa y se cree.
Me gustan los chamanes porque saben de la burla de este juego y se ríen de sus propias formas mientras me dicen “está bien, cuélgalos de las pelotas, no a ellos si no a tu miedo; haz que esas pelotas sean el símbolo de tu poder sobre el demonio que te mantiene atrapada al miedo a perder algo”.
Nadie pierde nada en un juego, porque es un juego y, si te lo crees, te atrapa y ahí ya has perdido. Una vuelta quedas atrás, otra llegas primero. Si te conviertes en campeón deberás sostener la “copa” y ahí empezará tu decadencia, porque lo que harás no será jugar sino proteger tu trofeo.
No puedes ir por la vida temiendo perder algo, porque la pérdida es una ilusión y estarás llorando por nada.
La vida es un viaje y, si vas ligero, es cuando menos pierdes. Te liberas y te transformas a través de tu expresión, vuelves a poner tu centro en ti y sigues adelante.
Sólo pierdo cuando me pierdo a mí misma y, cuando eso sucede vuelvo a la imagen del río y me veo junto a su orilla y comprendo que la vida es ese río y yo la que lo contempla y que no debo hacer nada más que contemplarlo para ver pasar por él a todas aquellas cosas que me hicieron sufrir y darme cuenta de que todo pasa, de que el río las arrastra y sigue siendo río.
Tal vez por eso, cuando en verdad contemplo, me río.
Gabriela Collado
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