No te estás amando porque consideras que debes alcanzar una
serie de resultados, por ejemplo, la abundancia y, al no alcanzarla, te culpas
y te castigas y, al hacerlo, te dices a ti mismo que no te lo mereces porque no
sabes cómo alcanzarla. Un bucle de estancamiento.
Por un lado no hay nada que alcanzar. Si creo que hay algo
que alcanzar es porque lo estoy poniendo lejos y separado de mí. No es mío, no
me pertenece, no soy yo y, por ende, debo hacer algo para alcanzarlo. Y
entonces respondes a lo que crees.
Por otro lado no te amas y no te aceptas como eres ahora.
Otro bloqueo.
Dice un curso de milagros: “Tu concepto del mundo depende
del concepto que tienes de ti mismo”.
Es difícil que te ames a ti mismo si te sigues apoyando en
el concepto que te has forjado de ti. Te crees que eres malo, por ejemplo.
¿Cómo podrás comenzar amarte de un momento a otro? Primero deberás aceptar que
eso es sólo lo que tú crees ser pero esa no tiene por qué ser la verdad de lo
que eres.
Acepta pues que no sabes lo que eres. ¿Quién te juzga? Hay
un yo que está juzgándote y,al hacerlo, reafirma tu falsa creencia y te lleva a
actuar como si eso fueras.Se proyecta.
Así que suelta aquí y ahora todo cuanto crees ser.
Limitaciones. No hace falta que busques qué es lo que crees que eres,
simplemente decide soltarlo todo asumiendo que no tienes ni idea de lo que eres
ni de lo que debes hacer.
No sé quién soy y no tengo derecho a juzgarme ni a
castigarme por nada. Me libero de mi propio juicio y me amo porque sólo así
proyectaré amor en mi vida.
Sólo así puede retornarse a la inocencia pura desde donde
todo vuelve a ser posible.
Dila verdad. La verdad es que desde donde ahora te
encuentras no sabes quién eres, la verdad es que no eres capaz de controlar
nada, la verdad es que no son tuyos los méritos pero tampoco la facultad de
castigar. La verdad es que no necesitas defenderte si no eres tú quien se
ataca. ¿Y quién sino? La verdad es que no tienes que demostrar nada sino
necesitas demostrártelo a ti.
Por lo tanto la verdad es que tú no decides nada. Ni
siquiera qué es lo que mereces o no. Asume que no eres lo que crees ser. No
eres lo que piensas, no eres lo que sientes, no eres el teatro que te has
montado para vivir esta vida, no eres los ataques que ha recibido, no eres la
falta de amor y abundancia en la que te has proyectado. No eres ninguno de los
calificativos que has decidido hacer tuyos. Suelta tu historia. No te pertenece,
no la hagas tuya, ha sido sólo una herramienta para un momento dado, tan solo
una experiencia. Deja de identificarte con ella. Suéltalo todo, no te quedes
con nada, ni siquiera los halagos. Todo es falso. Suelta el pasado, perdónalo y
liberarlo. Ya no existe. No puede existir sin el yo que has fabricado para
sostenerlo.
Eres energía, espíritu, una conciencia en transformación
constante. Estás cambiando continuamente. ¿Cómo podrías aferrarte a algo?
Cualquier identificación con un instante es la propia muerte. Y la muerte misma
ha de ser un instante. Sólo puedes saber lo que eres en este instante y ni
siquiera puedes definirlo. Entonces ¿se puede castigar o defender lo que se
desconoce?
Mata cualquier cosa que te defina. Mantente siempre
espectador y aprendiz. Observa y se capaz de amar lo que observas, así le darás
la posibilidad de que exprese amor. No lo etiquetes, no lo clasifiques, quítale
su forma y estarás quitándotela a ti.
Para amarte debes comprender que lo que amas en ti es la
vida misma expresándose.Cualquiera sea su forma. ¿Quién eres tú para decidir
que es digno de amor y qué no? ¿Acaso uno debe merecer lo que ya es por
derecho? Si quieres expresar amor y abundancia en tu vida comprende y acepta
profundamente que no necesitas merecerlo ni ganártelo. Que no necesitas hacer
ni deshacer nada para llegar a lo que ya eres. Solo silencio mental para soltar
todas las definiciones sobre ti mismo que te limitan.
Nadie te da lo que tú no te das. Nadie te quita lo que tú no
rechazas.
¿Quién soy yo para definirte o definirme más que una
expresión más de conciencia en expansión?
El espíritu es humilde con todo cuanto ve porque sabe que
nada es permanente, solo lo eterno que es la vida. Sólo la humildad permite que
la vida se exprese en libertad y en esa libertad está la verdad y esa verdad es
sólo una: el Amor.
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